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domingo, 26 de julio de 2015

Antonio Juan Parejo y Cañero y Susana Benítez

Navegar por la Historia es algo absolutamente apasionante, por cuanto en cualquiera de sus capítulos, como éste relativo a la vida de Parejo y Cañero, convergen vidas y muertes, bodas secretas de reyes y fusilamientos de héroes, el mundo de la empresa y los intereses comerciales... enlazando un pequeño pueblo de Cuba, con la educación de los niños pobres de Madrid, o la atención a los ancianos y enfermos desamparados de Puente Genil.


Antonio Juan Parejo y Cañero. Hogar Santa Susana.

Su nombre completo era Antonio Juan Parejo y Cañero Martínez de Aparicio y Guerrero, natural de Puente Genil, nacido el 2 de marzo de 1807, hijo de Francisco de Paula Parejo y Martínez Aparicio, caballero maestrante de la Real Orden, y de María del Carmen Cañero y Guerrero Hidalgo.

Vicente González Moreno
(Viriato)
Demostró poca afición al estudio por lo que, al quedar huérfano (sus padres murieron, ambos, en 1820) y al cuidado de su hermano Manuel, marcha a Madrid donde intentará entrar en el cuerpo de élite del Ejército español, que eran entones los Guardias de Corps. Sin embargo y a pesar de sus reiterados intentos no logró el pretendido ingreso. Su pensamiento y posicionamiento político se enmarca dentro de las ideas liberales, absolutamente contrapuestas y enfrentadas al ejercicio del poder absoluto que entonces representaba (y ejercía) el rey Fernando VII. Por este motivo, en la defensa de una monarquía constitucional, acompañó al general Torrijos en lo que pretendía ser un pronunciamiento que desencadenaría el alzamiento liberal en toda España. Aquel movimiento partiría desde Gibraltar, a donde Torrijos se había trasladado desde su exilio en Londres, permaneciendo todo un año preparándolo. Sin embargo, fue víctima de un engaño, de un perfecto plan urdido por las fuerzas leales al régimen absolutista de Fernando VII que, simulando unos apoyos inexistentes a aquel pronunciamiento, lo empujaron a salir de Gibraltar y a desembarcar en las costas malagueñas. Vicente González Moreno, gobernador de aquella ciudad, actuando bajo el seudónimo de Viriato, había iniciado meses antes una intensa correspondencia con Torrijos, haciéndose pasar por un liberal que aseguraba contar con numerosos apoyos en la costa malagueña. Así, el 30 de noviembre de 1831 dos barcos cargados con sesenta hombres salieron desde el puerto de Gibraltar directos a una muerte segura.  La suerte, sin embargo, fue propicia a Antonio Juan, que debía haber acompañado a Torrijos en aquella última travesía, pero fue instado contra su voluntad a permanecer en la colonia británica. A las once y media de la mañana del domingo 11 de diciembre de 1831 Torrijos junto a los cuarenta y ocho leales que seguían con vida, fueron fusilados en dos grupos en las playas de San Andrés de Málaga.


Fusilamiento de Torrijos en la playa de San Andrés - Antonio Gisbert Pérez 1888

Agustín Fernando Muñoz y Sánchez,
Duque de Riánsares
Tras la muerte de Fernando VII, el rey Felón, acaecida en 1833, el partido liberal comenzaría a tener participación en la vida pública y Parejo retomó su antiguo anhelo de ingresar en los Guardias de Corps, donde alcanza -ahora sí- el rango de Coronel del Ejército de Caballería y Mayordomo de Semana (tenían la función de acompañar al rey en todo momento).
Aquello resultó trascendental para la vida de nuestro paisano y nuestro pueblo, pues allí trabó íntima amistad con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, quien se casaría en secreto (aunque con conocimiento del gobierno y algunos miembros de la corte) con la reina María Cristina de Borbón - Dos Sicilias  el 28 de diciembre de 1833, cuando aún no llevaba ni tres meses viuda de Fernando VII. Agustín Fernando Muñoz, se convirtió así no sólo en Duque de Riánsares, sino en padrastro de la reina Isabel II (María Cristina fue reina regente durante una parte de la minoría de edad de Isabel, entre 1833 y 1840). De ahí que la influencia de Antonio Juan en la corte española durante aquellos años fuese desde luego muy considerable.

Susana Benítez
Parejo y Cañero, sin embargo, imaginamos que a finales de aquella misma década de los años treinta del siglo XIX, o comienzos de la década siguiente, se trasladó hasta La Habana, en Cuba, dejando atrás su anterior vida política y militar y comenzando entonces una nueva etapa centrada en los negocios y las oportunidades. Su inteligencia, su capacidad para emprender -que diríamos hoy- y su carácter despierto le lleva a prosperar en La Habana en poco tiempo. Allí conoce y se casa en febrero de 1848 en la Catedral de La Habana, con una señora de la alta sociedad cubana, Susana Benítez de Lugo y Pérez de Abreu (nacida en Bejucal, el 7 de junio de 1811), de carácter fuerte y generoso. Susana Benítez se casaba en segundas nupcias, pues anteriormente había contraído matrimonio con un primo hermano de su padre llamado Antonio González Larrinaga, Coronel del Ejército. A consecuencia del fallecimiento de su primer marido, Susana Benítez fue acusada por su cuñado Jacinto González Larrinaga de asesinar a su cónyuge, motivo por el cual fue exhumado el cuerpo del difunto, rechazando no obstante y de plano las autoridades médicas cualquier indicio de crimen, confirmando su fallecimiento a causa de una enfermedad de próstata.  Antonio Juan, además de comenzar y culminar multitud de proyectos económicos y empresariales, administra la fortuna de su esposa, valorado en cientos de millones. Además de ello, ocupó la responsabilidad de Administrador de Rentas Terrestres en La Habana, con un sueldo de cuatro mil pesos anuales.

Paseo de Roncali en La Habana,
cerca de los Almacenes San José
Grabado de Mialhe
En 1845 se le adjudica, junto a Manuel Pastor, la construcción de la obra de apertura de una puerta en la muralla de San José de La Habana, una dársena para el atraque de los buques y un cuerpo de guardia para la vigilancia de la muralla San José, frente a la calle Damas. Pocos años después, junto al mismo Manuel Pastor, con quien hizo indudable y fecunda sociedad, se le autoriza la construcción de unos almacenes para depósitos de frutos en el ángulo sur del recinto oeste de La Habana: los Almacenes de San José (en la actualidad Centro Cultural Almacenes de San José), llamados así la muralla donde fueron construidos.

Almacenes San José, vista antigua
En 1848 Parejo y Cañero consigue del Ministerio de la Gobernación del Reino la concesión del abanderamiento libre de derechos de los vapores “Cetro” y “Tridente”. En su virtud, y “en atención a que la paralización actual de los negocios hace imposible un empleo de los dichos buques sin pérdida considerable” Antonio Juan había solicitado, y obtenido, la exención en los derechos (impuestos) establecidos para la navegación. A cambio, se comprometía a distribuir la correspondencia oficial por los puertos de la isla por donde los vapores navegaren, a transportar a cualquier oficial que por las autoridades superiores se mandase en comisión y, finalmente, a “desplazar los buques hasta el puerto de La Habana, desde donde se hallaren, cuando la necesidad de un transporte de tropas dispuesto por el gobierno u otro motivo importante exigiese tan útil medida”.

En la imagen que se reproduce puede leerse: 
"El gobernador Capitán General de la isla de Cuba, en carta número 163 del 18 de Octubre de 1848, remite copia del acta de la junta de autoridades superiores, celebrada en 2 del mes de la fecha, en la cual mediante las condiciones propuestas por D. Antonio Juan Parejo, se acordó autorizar provisionalmente hasta la resolución del gobierno supremo el abanderamiento libre de derechos de los vapores "Cetro" y "Tridente", pertenecientes...".

Primera hoja del expediente de concesión a Juan Parejo de libre abanderamiento de vapores
Código de referencia ES.28079.AHN/2.3.1.16.1.1.3//ULTRAMAR,25,Exp.13
Autor responsable: María José Arranz Recio


El periódico El Popular de 19 de junio de 1851, da cuenta de una noticia aparecida en El Diario de La Marina del día 11 del mismo mes, en el que se pone de manifiesto el carácter emprendedor e innovador de Parejo y Cañero. En aquel tiempo, anuncia el diario, Antonio Juan acaba de terminar el desarrollo de un invento a partir del cual podrían elaborarse la impresionante cifra de treinta mil cajas de azúcar al año, con lo cual, “el ingenio del señor Parejo será indudablemente el más importante de toda la isla”. Para su desarrollo la junta general de accionistas del ferrocarril de La Habana había autorizado la construcción de un ramal desde un punto determinado de la línea hasta la bahía de La Habana. Aquel mismo año de 1851 se le concedió el título de Caballero de la Orden de Calatrava.

Panteón familiar de Susana Benítez,
en el cementerio de San Fernando,
Sevilla
Durante su estancia en Cuba representó los intereses de la colonia española, en particular los de la reina regente María Cristina de Borbón y fue director de la Compañía Española de Gas. Murió en La Habana el 11 de enero de 1856 a la edad de 48 años. Su hijo Manuel Parejo Benítez de Lugo, moriría también en aquella ciudad, en su propia casa, en 1866. En recuerdo a su hijo, su madre destinó la casa en la que vivían a colegio para niños pobres con el nombre de “Santo Ángel”. El desconsuelo por la muerte del hijo y el enrarecimiento del ambiente político y económico en la isla caribeña, haría que tres años después, y a pesar de que Susana Benítez, había nacido y se había criado en Cuba, y a pesar de que sus orígenes y raíces estaban en la colonia, decide salir de la isla en unión de varios miembros de su familia, y partir hacia la península, haciendo el camino inverso al que un día hiciera su marido. Así, en 1869 el Ministerio de Gobernación de España traslada al de Ultramar la Orden dirigida al Capitán General de Cuba para exhumar y trasladar a Sevilla desde La Habana, los cadáveres del esposo e hijo de Susana Benítez. Sus restos descansan hoy en el panteón familiar que su viuda mandó erigir en cementerio de San Fernando, de Sevilla.

Susana Benítez moriría en Madrid el 30 de abril de 1885 con 73 años. Como homenaje y recuerdo a la viuda de Parejo y Cañero, a Susana Benítez, y como testimonio de su generosidad, a la que más arriba hemos hecho referencia, consignaremos algunas de las disposiciones otorgadas en su testamento de 24 de noviembre de 1882 otorgado ante el notario José García Lastra, bajo el que falleció. En el párrafo sexto de aquella su última voluntad dejó trescientos mil pesos para la construcción en Madrid de un colegio para niños y niñas pobres a cargo de la Asociación de Señoras Católicas de Madrid, de los cuales cien mil pesos se destinarían a la construcción del inmueble y doscientos mil pesos a constituir una renta para los gastos del colegio. Vemos que Susana Benítez, no
Colegio Santa Susana, en Madrid
sólo poseía una fortuna descomunal (estimada a su fallecimiento en sesenta millones), sino una inteligencia preclara. Actualmente, ese colegio situado en el barrio de Las Ventas, lleva el nombre de Santa Susana y ha cumplido ciento veinticinco años al servicio de la educación de los niños. También dispuso en su testamento de cinco mil pesos fuertes para la reparación y mejora de la iglesia de Bejucal; treinta mil pesos para un Hospital de enfermos pobres a cargo de las Hermanitas de la Caridad; continuó testamento a favor del Colegio Pío del Santo Ángel en La Habana (el que ella mismo inauguró en recuerdo a su hijo), en la calle Teniente del Rey núm. 16; cien mil pesos para un Hospital de enfermos en La Habana, a cargo de las Hermanitas de los Pobres y, en su defecto, de las Hermanitas de la Caridad; la cantidad de diez mil pesos para distribuirlos en misas y limosnas en a ciudad habanera a partir del día siguiente en que se tuviera noticia de su fallecimiento; diez mil pesos para que, impuestos, se destinasen sus rentas a sostener decorosamente el panteón familiar levantado en el cementerio de San Fernando, en Sevilla, donde ya reposaban los restos de su marido, de su hijo Manuel María Parejo Benítez de Lugo, de su madre Rosario Pérez y de su hermano José María Benítez. A la iglesia de la Merced de La Habana legó las dos casitas de su propiedad contiguas a dicha iglesia, para atender con lo que rentasen a la fiesta de la Virgen de los Dolores; legó sus fincas de Puente Genil a las hermanas de su marido; e instituyó únicos y universales herederos a sus cuatros sobrinos carnales, hijos de su hermano Antonio Benítez y Pérez.

Estación de ferrocarril de Bejucal,
la más antigua de Cuba y latinoamérica
Mención aparte, por cuanto nos concierne a los pontanenses, es su legado testamentario para la construcción en Puente Genil de un Hospital para ancianos y enfermos. Juan González Solano defiende que una vez instalada en la península, Susana Benítez se acercó a Puente Genil para conocer el pueblo natal de su marido y a su familia política. No pudo conocer entonces a su cuñada, la hermana de Antonio Juan, María Encarnación Parejo y Cañero, condesa de Casa Padilla porque murió un año antes de su viaje a la Metrópoli (noviembre de 1868), mientras que el Conde lo haría poco después, en enero de 1869. Imaginamos que sí conocería a quien fue segundo Conde de Casa Padilla, su sobrino Francisco de Paula Padilla y Parejo. El caso es que, con total seguridad, como homenaje y en recuerdo a su marido, dejó previstos en su testamento la suma de treinta mil pesos para la construcción del Hospital para ancianos y enfermos, que debía estar a cargo de las Hermanitas de los pobres (lo que no ocurrió, porque esta orden no puede aceptar rentas perpetuas). Como dispuso en relación con el colegio para niños pobres en Madrid, de igual manera consignó en su testamento, que de los treinta mil pesos previstos para el hospital asilo de Puente Genil, diez mil habrían de dedicarse a su construcción y veinte mil al sostenimiento del centro asistencial.

Teresa de Jesús Jornet e Ibars, Santa Teresa de Jesús Jornet (canonizada por Pablo VI el 27 de enero de 1974), llegó a Puente Genil en 1889 para la fundación del Hospital Asilo de Ancianos y Enfermos a cargo de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Puente Genil, pueblo agradecido, nominó la más ancha, la más hermosa y modernas de su avenidas con el nombre de Susana Benítez. Anteriormente la calle Susana Benítez se había llamado de Morales, en recuerdo del doctor Manuel Morales, quien se había distinguido por prestar gratuitamente sus servicios a los más necesitados. Precisamente conscientes del inmenso bien que tanto a la generación contemporánea a la benefactora cubana, como a las siguientes que en el tiempo sucedieran, habría de hacer aquel legado de treinta mil pesos, los concejales José Contreras Carmona (cuya biografía puede consultarse en este mismo blog), José Esteban Delgado Bruzón, Agustín del Pino Gil y Aureliano Borrego y Prada, presentaron una moción al Ilustre Ayuntamiento de Puente Genil en sesión de 29 de agosto de 1894 solicitando el cambio de nombre por el de Susana Benítez.
Antiguo Asilo e Iglesia en Puente Genil en calle Susana Benítez

Residencia de Mayores e Iglesia actuales y vista parcial de la calle Susana Benítez

Como guiño a la historia y a aquel matrimonio, como recuerdo y consideración a Antonio Juan, nuestro paisano, Puente Genil le dedicó también una calle de relevancia, precisamente la que une la Cuesta del Molino con la calle Susana Benítez. Nos gusta pensar que de esta forma, enlazando la calle Parejo y Cañero con la de Susana Benítez, Puente Genil ha conseguido lo que el tiempo y la propia naturaleza humana impidieron: unir por siempre, agarrados de la mano, a Antonio Juan con su amada Susana.




Fuentes consultadas:
  • Apuntes Históricos de la Villa de Puente Genil, Sevilla, imprenta de Gironés y Orduña, calle Lagar 3, año 1874. Autores Agustín Pérez de Siles y Antonio Aguilar y Cano.
  • El Libro de Puente Jenil, Puente Genil, imprenta Estrada Muñoz 1894, autor Antonio Aguilar y Cano.
  • Geneanet
  • Revista El Pontón, órgano de difusión de la Asociación Amigos de Puente Genil
    • número 34 (junio 1989), Portada, autor Francisco Luque Estrada, Cronista Oficial de la Villa.
    • número 203 (noviembre 2004): Parejo y Cañero, de Puente Genil a La Habana, autor Juan González Solano 211.
    • número 204 (diciembre 2004): Susana Benítez, autor Juan González Solano 211
    • número 211 (julio / agosto 2005): Calle Parejo y Cañero, autor Antonio Illanes Velasco, Cronista Oficial de la Villa.
  • Diario de Madrid 13-04-1845
  •  La Unión, diario católico monárquico, de 01-06-1887
  • Legislación Ultramarina concordada y anotada por Joaquín Rodríguez de San Pedro, Tomo IX, 1867.
  • Archivo Histórico Nacional: Portal de Archivos Españoles, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
  • Opus Habana núm. 48, revista del Historiador de la Ciudad, “La calle Obispo”, autor Arturo A. Pedroso Alés.
  •  Del pasado al presente en la casa Teniente Rey 60, en la Plaza Vieja, publicado en la revista Cuba arqueológica, publicación del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, autora Rebecca Ortiz Linsuaín.
  • Habana Radio. Calle Desamparados 10-10-2014, autora Yamira Rodríguez Marcano.
  • Habana Radio. Antiguos almacenes de depósito San José 07-03-2014, autora Zenaida Iglesias Sánchez.
  • La huella de las mujeres en Puente Genil, Ayuntamiento de Puente Genil, 2004.
  • Caballeros de la Orden de Calatrava que efectuaron su ingreso durante el siglo XIX, autor Vicente de Cadenas y Vicent, 1976.

domingo, 19 de julio de 2015

José Contreras Carmona, abogado, político, escritor y periodista


La figura de José María Contreras Carmona podría ser estudiada desde la óptica del Derecho, de la Política, tanto como Jefe del Partido Conservador en Córdoba, como desde las responsabilidades que ostentó al frente de diversos gobiernos civiles. Su faceta literaria, a la que incorpora la oratoria, su papel como mantenedor de los Juegos Florales de Córdoba, sus expresiones, su capacidad para convencer a través de la palabra argumentada, en absoluto vacía de contenido, justificaría por sí solo un trabajo exclusivamente centrado en cada uno de estos apartes. 


Su participación en la sociedad de Puente Genil y de Córdoba de finales del siglo XIX y, sobre todo, de comienzos del siglo XX es absolutamente sobresaliente y forma parte de lo más excelso de ambas ciudades. No obstante, carecemos por completo no sólo de esa pretensión sino, y fundamentalmente, de las capacidades necesarias para llevarlas a cabo.

Valgan las siguientes líneas como sincero homenaje a un hombre extraordinario, de altísimas capacidades y afán de servicio y, al mismo tiempo, como respetuosa presentación de Pepe Contreras.





Hijo de Lorenzo Contreras Rojas (fallecido a las siete y media de la mañana del 17 de enero de 1906) y de Amparo Carmona (fallecida en marzo de 1908), nace en Puente Genil el 13 de enero de 1865. Tuvo tres hermanos, Josefa, Miguel y Lorenzo. Desarrolló sus estudios de segunda enseñanza a partir de 1876 en el instituto provincial de la localidad cordobesa de Cabra, finalizando el ciclo el 13 de junio de 1881 con la calificación de Sobresaliente. Se traslada a Granada para estudiar las carreras de Derecho Civil y Canónico y la de Filosofía y Letras. Ocuparán esos años los cursos 1881-1882 a 1885-1886. En unión de otros jóvenes funda la Revista Granadina, al tiempo que forma parte del Ateneo jurídico-filosófico de Granada y de Juventud Católica (institución cuya Junta Directiva se componía únicamente por catedráticos de Universidad y de la que es nombrado Secretario General). En marzo de 1882 tenía Contreritas (como era conocido en aquella capital) diecisiete años, y ya el Ateneo de Granada aplaudió la composición que tituló Adelante. Juventud Católica le admiró por sus discursos y memorias, mereciendo especial recuerdo la nominada La influencia de la pseudoreforma protestante en la civilización de los pueblos europeos. Con solo diecinueve años ya aparece su nombre en los programas de Conferencias dominicales de aquella institución. El periódico La Unión de 19 de diciembre de 1884, glosando las actividades que llevaba a cabo Juventud Católica, anunciaba que desde la inauguración del curso ya estaban programadas todas las conferencias a impartir los domingos por la noche. Tras hacer una relación de todos los conferenciantes que eran catedráticos de Universidad, canónigos y doctorales, terminará incluyendo entre ellos a “Contreras Carmona, joven licenciado en Filosofía y Letras”. Aceptó el cargo de representante de la “Unión Escolar de Málaga” en el colegio de San Bartolomé y Santiago de Granada, colaboró con la prensa local y otros medios, como La Unión Escolar, El Defensor de Granada, El Diario de Granada, La Lealtad, La provincia de Granada, Los Domingos del Diario, El Genil, El Popular, El Eco de Estepa y publicó distintos trabajo en El Egabrense.

El 24 de junio de 1884 obtiene la licenciatura en Filosofía y Letras con la calificación de Sobresaliente y el 20 de noviembre de 1885 termina sus estudios en Derecho Civil y Canónico obteniendo idéntica calificación de Sobresaliente en todas y cada una de las asignaturas que cursó, además de cuatro Menciones Honoríficas y ocho Premios Ordinarios con sus correspondientes Matrículas de Honor. Obtiene el título de Abogado el 27 de marzo de 1886. 

Finalizados los estudios, y tras un breve descanso en su tierra natal, arranca su vida profesional en Cádiz en aquel mismo año (finales de 1886), donde permanecerá hasta junio de 1889. En virtud de Real Orden de 16 de febrero de 1886 es designado oficial primero de Gobernación o segundo de Hacienda (de ambas formas se llamaba) en la Sección de Fomento en esa provincia, desempeñando el cargo desde el 1 de marzo de aquel año hasta el 30 de septiembre de 1888 cuando, por reforma, desaparecen las Secciones. Su estancia en Cádiz, además de permitirle conocer las deficiencias en la organización administrativa y burocrática, posibilita su inserción en el mundo cultural y literario de la ciudad. Así, se convierte en primer redactor del periódico La Dinastía, donde publicaba bajo el seudónimo Boabdil y en el que hizo las funciones de director interino durante las largas ausencias de su propietario Rafael de la Viesca, Diputado en Cortes. Se manifestó de manera portentosa en el Ateneo y en el Círculo Literario, del que por unanimidad fue nombrado Secretario. A su gestión se debe la fusión de estos dos cuerpos docentes. Publicó también en El Adalid, donde nos consta su trabajo en 1887 titulado Cuestión de Irlanda. De la formación, de la preparación intelectual y agudeza mental de nuestro biografiado, dan razón las palabras publicadas el 9 de marzo de 1888 en El Manifiesto (periódico poco afecto a Contreras) y que en El Ateneo le dirigió el erudito polemista Antonio Moreno: “El señor Contreras es en años mozo, pero ostenta conocimientos y facultades asequibles en la edad madura”. Durante ese tiempo, colabora en revistas como La Diana, Madrid Cómico y La Ilustración Española y Americana.

De regreso a Puente Genil se casa el 19 de marzo de 1889 con Joaquina Garat García (algún periódico de la época la nombra “Martínez” de segundo apellido), sin que tuvieran descendencia, y comienza a ejercer la abogacía. Se incorpora al Colegio de Abogados de Montilla el 11 de julio de 1890 y al ser suprimido éste, pasó al de Córdoba el 29 de septiembre de 1892, siendo entonces el duodécimo colegiado y participando, además, en la Junta de Gobierno de la institución colegial como Diputado Primero. Durante el ejercicio de la profesión en Puente Genil mantiene despacho abierto en la calle de La Plaza nº 22. Posteriormente al trasladarse a Córdoba, abre despacho en el Paseo del Gran Capitán nº 25. A la muerte del Jefe del Partido Conservador en Córdoba, otro ilustre pontanés, Eduardo Álvarez de los Ángeles, asume la Jefatura del Partido en la provincia, impulsando la creación del Casino Liberal Conservador, que sería inaugurado el 23 de febrero de 1906.  Ostentaría la jefatura provincial del partido hasta que presentó su dimisión a Maura en mayo de 1910. Fue concejal del Ayuntamiento de Puente Genil desde 1891 hasta 1895, destacando y señalándose de tal forma por los humanitarios servicios prestados durante las inundaciones provocadas por el Genil en la noche del 7 al 8 de marzo de 1892, que le fue concedida la Cruz de Beneficencia de segunda clase, en virtud de Real Orden de 17 de noviembre de 1894, en cuyo expediente se califican sus servicios como “heroicos”. Junto a él y por los mismos motivos, les fue concedido idéntico galardón a Manuel Repullo Yerón y Miguel del Pino Garnica. En 1891 fue nombrado por la Audiencia Territorial de Sevilla, Fiscal municipal de Puente Genil.

Solo con las breves pinceladas aportadas hasta ahora sobre quien era cariñosamente conocido como Pepe Contreras, deducimos su carácter trabajador, comprometido y riguroso. Amante de la cultura, amigo personal de Manuel Reina, en quien encuentra no sólo un mentor o un protector, sino un amigo verdadero, en distintos momentos se declara ferviente admirador y seguidor del autor de La Vida inquieta. De su relación con Reina, del sincero afecto que le profesaba, dan fe las siguientes palabras que Contreras dirige a su mentor con motivo del homenaje que sus paisanos le dispensaron a comienzos del mes de febrero de 1903 al conocerse su nombramiento como Gobernador Civil de Murcia:

“¿Qué tiene de extraño que mi fraternal amigo don Manuel Reina, muestre conmigo el entusiasmo y admiración propias de un padre, si yo le correspondo con todo mi afecto y en él veo el alma de mi pueblo…?”



Ello, después que el propio Reina, a los brindis, se levantase del asiento presidencial e hiciese un recorrido a lo largo de la vida de Contreras, asegurando que éste no cambiaría los triunfos que en el colegio, en el foro y en la política había obtenido, por las ovaciones y muestras de afecto que aquel día recibía en su pueblo natal.

Aquel banquete, aquel homenaje y muestra de aprecio y legítimo orgullo por parte de sus paisanos y amigos, nos regaló dos hermosas y sentidas composiciones dirigidas a Contreras y al pueblo que lo vio nacer y que a continuación reproducimos fieles a la ortografía con las que fueron inmortalizados. La primera de ellas corresponde al periodista cordobés Ricardo de Montis y Romero (1871-1941), a quien Julio Romero de Torres definió como “poeta, juerguista, periodista, borrachín y amigo como no hay dos”. De la segunda es autor su primo, albéitar, insobornable e inmortal poeta de la Semana Santa de Puente Genil, Miguel Romero Carmona (1860-1916).


A Puente Jenil
En el banquete a Pepe Contreras

Bendita la ciudad encantadora
que un corazón en el escudo ostenta,
el símbolo mejor es la hidalguía,
que es de sus hijos galardón y emblema.

Bendita la ciudad que rinde culto
como a Dios, á las Artes y á las Letras,
donde á leer la juventud aprende
en los versos armónicos de Reina.

Las puras linfas que a Grabada arrullan
te cantan himnos y tus muros besan
y gérmenes divinos de poesía,
traen en sus ondas, claras y serenas.

Alta la copa en cuyo fonde hierve
el oloroso vino de la tierra,
donde el so andaluz tiene fulgores
que dan vigor y fuego a las ideas.

Brindo por ti, por tus mujeres brindo,
que ángeles son de celestial belleza;
por tus vates ilustres, áurea cuna
de beldades, artistas y poetas.

Por el hijo preclaro que te honra
y a quien hoy de tu amor das clara prueba
guerrero ilustre, vencedor constante
en luchas de la noble inteligencia.

Y al cielo pido que si el manso Bétis
no me entona un responso cuando muera,
labren mi tumba aquí, donde se oigan
del Jenil las magníficas endechas.


A Pepe Contreras

Dicha inmensa, ayer sentí
cuando mis brazos te abrí
dándote la enhorabuena;
mas hoy, primo, siento pena
porque te alejas de aquí.

De aquí, del pueblo querido;
del terruño idolatrado;
del hogar donde has nacido
por el Jenil arrullado,
por ruiseñores dormido.

La hermosa región murciana
en dulce amor te convida;
mientras la vieja sultana,
Córdoba, toda afligida
sin ti llorará mañana.

Desoyendo varias quejas
de nuestro lado de alejas
á otras más altas regiones;
y si el corazón nos dejas
te llevas mil corazones.

Con firme y segura planta
la gloria escalando vas;
el vuelo a Murcia levantas;
¡cuanto más lejos estás
más tu nombre se agiganta!

Adiós, que si en triste duelo
dejas tu querida tierra,
nos queda el grato consuelo
de saber que Murcia encierra
lo mejor de nuestro suelo.

Otra muestra del profundo afecto que ambos paisanos se profesaban, es el que sigue. Siendo Gobernador Civil de Murcia, recibió un telegrama el 19 de marzo de 1903 en el que Manuel Reina junto con ciento diez firmas más, lo felicitan por su onomástica. La respuesta de Contreras, fechada el mismo día, es esta: “Mi gratitud perdurable y un puñado de abrazos para ti que siempre me has profesado un cariño fraternal y para esos excelentes, bondadosos y leales amigos que contigo firman el telegrama, quedando obligadísimo a todos por esos plácemes, estímulo y premio […]”.



Otro ejemplo de la entrañable relación existente entre ambos, son las palabras extraídas del discurso de Contreras en los Juegos florales de Córdoba de 1902, a los que aludiremos más adelante: “…el oro, único dios que no ha tenido ateos, como dijo el ilustre poeta Manuel Reina, mi amigo del alma, ha sido el gran corruptor de todas las edades […]”. Poco más podemos decir. La declaración de profunda amistad, el reconocimiento de un afecto desmedido hacia Reina, correspondido por éste, queda meridianamente claro… “mi amigo del alma”.

En junio de 1891 había homenajeado a su admirado Reina con la siguiente composición que Aguilar y Cano recogió, afortunadamente, en su Libro de Puente Jenil:

Córdoba
(Imitación a Manuel Reina)

Lleva el aire perfumes en su seno
que exhalan los nevados naranjales,
negras pupilas; gustos orientales,
campo rico en color, feraz y ameno.

El cielo azul, espléndido y sereno
de las tranquilas noches estivales;
arabescos y arcadas ojivales;
leyendas por doquier del agareno.

Guarda un raudal de artística belleza
entre sus muros la sin par Mezquita:
baña el sol la ciudad en rayos de oro,

fue un tiempo extraordinario su grandeza,
y hoy sobre mirtos y laurel dormita
del manso Betis al cantar sonoro.

Tras la muerte de Reina el 11 de mayo de 1905, Contreras es el primer firmante del escrito presentado al Ayuntamiento de Puente Genil con fecha 27 del mismo mes y año, en el que se solicita la colocación de una lápida conmemorativa en la casa natal del egregio poeta.

Fundador de la revista literaria Pepita Jiménez (inicio de la tradición periodística pontana), de la que se editaron veinticuatro números y que aglutinó las mejores plumas del espléndido y cultísimo Puente Genil de finales del siglo XIX: Manuel Reina Montilla, Antonio y Agustín Aguilar y Cano, Leopoldo Parejo y Reina, Alberto Álvarez de Sotomayor, Juan Reina Iglesias, José de Siles y Varela, Rodolfo Gil, Rafael Cruz Miranda, Francisco de P. Velasco, Miguel Romero, el mismo José Contreras, el ayudante de ingenieros Ricardo Moreno Ortega….. 

Asiduo colaborador en diversos periódicos y revistas, cultivó la poesía, la prosa y, sobre todo, la oratoria. A propósito de ello, el Diario de Córdoba de 26 de enero de 1913 en su Balance literario cordobés y necrológica de 1912, dirá lo siguiente: Contreras pronunció discursos forenses y políticos magistrales y en unos Juegos florales celebrados en Córdoba, en los que representó el papel de mantenedor, dijo el más elocuente, el más hermoso, el más apropiado al acto de cuantos hemos oído aquí, en festivales análogos, a hombres de gran reputación”. 
Se refiere, obviamente, al pronunciado diez años antes, en el Gran Teatro de Córdoba la noche del 8 de mayo de 1902 como Mantenedor del Certamen Científico, Literario y Artístico organizado por la Real Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País y que, si bien es cierto que, abreviado y con algunas modificaciones respecto al original, fue reproducido en el Defensor de Córdoba el 9 de mayo de 1902.

Publicó algunas obras, como A orillas del Jenil, donde recopila una veintena de artículos cortos de costumbres, prologado por Manuel Reina y que, posiblemente, apareció también con el título El Año Andaluz. Fue publicado en 1903 como tomo séptimo de la Biblioteca de la Joya Literaria (imprenta de la viuda de J. Perelló), conteniendo artículos como Año nuevo, San Antón, Flores de almendro, Los acabos y molinos de aceite, Los bailes de máscaras, Los espárragos, La vendimia, El naufragio, La caída de las hojas, Despedida del año, San Rafael, El membrillo, Don Juan Tenorio, La Noche Buena, San Andrés… Uno de esos artículos, Flores de Almendro, fue objeto de cierta polémica, pues tras haberse publicado en El Defensor de Córdoba, un tal Iribarren lo reprodujo atribuyéndose su autoría en El Defensor de Antequera, ante lo cual la redacción de su homónimo cordobés hubo de salir en defensa de Contreras en un indignado artículo del 10 de marzo de 1903. Una obra esta de A orillas del Jenil, que teníamos desaparecido, del que Leonardo Velasco Varo supo encontrar el mes de marzo de 2021 el único ejemplar que hasta hoy se ha podido localizar en el Archivo Municipal de Murcia (sin digitalizar). Gracias a Velasco Varo hemos podido conocer un breve recorte de la prensa de aquel tiempo, que reproduce unos versos de Manuel Reina Montilla (hasta ahora desconocidos) que formaban parte del prólogo a la obra de Contreras:

Otra de sus obras es Páginas sueltas: apuntes históricos de los conflictos internacionales pendientes en Europa, que le valió el ingreso en la Real Academia de la Historia, donde fue presentado por eminencias literarias tan indiscutibles como Castelar, Núñez de Arce y Campoamor. Escribió un tomo de poesías titulado Renglones cortos; otro llamado Artículos literarios; y multitud de artículos y poemas, casi todos perdidos. A su muerte quedó no sólo inédito, sino inconcluso, su obra póstuma, el “magnífico discurso” (así lo calificó la prensa de la época) en el que desarrollaba admirablemente el tema La opinión pública y que preparaba para su recepción en la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

Trabajó profesionalmente los estudios jurídicos preparando sus obras Estudios criminalistas y sus Discursos forenses.

Vicente Cabeza de Vaca y Fernández de Córdoba
Marqués de Portago
 Foto Manuel Compañy hacia 1902
Fue condecorado como Caballero Gran Cruz de Isabel la Católica, distinguido en 1903 como Oficial de la Legión de Honor francesa, con la Cruz de 2ª Clase de la Orden Civil de Beneficencia, Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja y Medalla de Oro de los sitios de Zaragoza. A comienzos de 1905 fue nombrado Hijo Adoptivo de Montefrío, desplazándose unos meses más tarde hasta Puente Genil, una comisión proveniente de la localidad granadina para visitar a Contreras y entregarle un cuadro en el que en el que constaba el nombramiento de Hijo Adoptivo. Particularmente honrosa fue la distinción como Caballero Gran Cruz de Isabel la Católica, tanto por la importancia y reconocimiento que supone tal galardón, como por haber sido otorgado siendo Gobernador Civil de Granada, a petición de la propia Ciudad. A tal fin, el Marqués de Portago, junto con el propio Alcalde, con el Arzobispo de Granada, el Presidente de la Diputación Provincial y los presidentes de los círculos literarios y culturales dirigieron un escrito con fecha 22 de septiembre de 1904 al Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura, ensalzando los muchos méritos de Contreras y solicitando la distinción, que le fue rápidamente concedida.


Fue Diputado a Cortes por los distritos de Hinojosa del Duque (1907-1910) y Priego de Córdoba (desde 1910 hasta su muerte en 1912) y Gobernador Civil en Murcia (1902-1903), donde resolvió con acierto y discreción algunos conflictos sociales en La Unión y en Cartagena. Este nombramiento como Gobernador Civil se verificó en el Consejo de Ministros presidido por Maura, celebrado el martes 9 de diciembre de 1902. Después fue nombrado Gobernador Civil de Granada (agosto 1903-1904) y Sevilla (octubre 1904-1905). Tan grato recuerdo dejó en Granada, que El Defensor de Córdoba del 29 de octubre de 1904 anunciaba una recogida de firmas solicitando la vuelta a Granada del señor Contreras, a la que por entonces se contaban más de dos mil adheridos. En noviembre de 1905, la Junta de Instrucción pública de Granada, bajo la presidencia del entonces Gobernador Civil de aquella provincia, aprobó por unanimidad concederle un voto de gracias “por su meritísima labor durante el tiempo en que con tanto acierto desempeñó su presidencia promoviendo el adelanto y el progreso de la enseñanza primaria, base de la cultura pública”. Durante sus mandatos como Gobernador en Murcia y Granada, acompañó al Rey en sus viajes a aquellas provincias, siendo distinguido por su Majestad con el envío de un retrato firmado y dedicado a Contreras. Siendo Gobernador Civil de Sevilla cesó a petición propia en sus labores políticas alegando razones de salud y retomando a partir de entonces con pasión y entusiasmo su dedicación al mundo del Derecho y la abogacía. Fueron múltiples y aplaudidos por la prensa los éxitos cosechados en el campo jurídico por Contreras, así como esperadas sus intervenciones por la altísima oratoria de la que siempre hizo gala. Ilustrado jurisconsulto, orador eminente y abogado, el mejor abogado de Córdoba, ilustre jurisconsulto, abogado notable, elocuente y notable jurisconsulto son algunos de los calificativos de la prensa del momento.

De su estancia y responsabilidad en Sevilla, podemos contar dos anécdotas o curiosidades. La primera se refiere a su nombramiento. El amigo Contreras se encontraba la noche del 13 de octubre de 1904 disfrutando en su palco del Teatro Isabel la Católica, en Granada, del tercer acto de la obra Rey que rabió. En ese momento recibió un recado tan urgente que le llevó a abandonar el teatro y personarse en la central de Telégrafos. Allí le contactaron telefónicamente con Sánchez Guerra, quien le participó de que, dadas las circunstancias tan especiales por las que atravesaba Sevilla, el Gobierno necesitaba un hombre de toda su confianza y plena capacidad para hacerse cargo de la provincia. Contestó Contreras que se encontraba al servicio del Gobierno y de España y que iría dónde y cuándo se determinase.  Sánchez Guerra agradeció su plena disposición, indicándole que era urgente su inmediato traslado a Sevilla. Contreras recogió los papeles y la ropa imprescindible, que metió en una maleta, e inmediatamente partió para Sevilla, a donde llegó en el expreso de las cinco de la tarde del siguiente día, tomando posesión del cargo de modo inmediato.


La segunda anécdota viene porque, llevando ya un año en posesión de su responsabilidad como Gobernador Civil en Sevilla, le correspondió la aprobación el 14 de octubre de 1905 de “una Sociedad de aficionados al deporte del football, siendo su fin propagar y fomentar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud” con el nombre de Sevilla Football Club”. Los actuales estatutos del Sevilla Fútbol Club Sociedad Deportiva S.A.D. recogen en su artículo primero aquel origen de la institución: “El Sevilla Fútbol Club se constituyó como Asociación Privada de carácter cultural y deportivo el 14 de octubre de 1905…”.

Fue Diputado provincial (1896-1901), Académico correspondiente de la Real de la Historia (nombrado el 18 de mayo de 1891), integrando la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia, y numerario de la Real Academia de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Artes de Córdoba, Socio Honor y Mérito de la Económica cordobesa de Amigos del País (octubre 1909), en la que participó como Presidente de la sección De Instrucción y Bellas Artes.

Murió repentinamente en Córdoba a causa de una angina de pecho, a las once de la noche del domingo 22 de diciembre de 1912, a la edad de 47 años. A última hora de la tarde había estado en el Círculo (Casino) Conservador, volviendo después a su casa donde cenó en compañía de su esposa y sus sobrinos Juan y Miguel Garat. Tras la cena, estuvo recitando algunos de sus versos, pero al sentirse indispuesto salió de la habitación y entró a su despacho. Intentó sentarse en una butaca, pero inmediatamente resbaló hasta el suelo. Su familia, aún el comedor, pudo oír el estrépito al desplomarse el cuerpo de Contreras sobre el suelo de la vivienda. Inmediatamente avisaron al médico Manuel González López quien, al encontrarlo ya en estado agónico, le aplicó unas inyecciones de cafeína y éter, dejando, no obstante, de existir a los pocos minutos. El cadáver fue vestido con la toga de abogado e instalado en su despacho, convertido así en capilla ardiente.

Enterramiento de Contreras en el Cementerio de la Salud, Córdoba
El funeral, a pesar de estar anunciado para las diez de la mañana del día 24 en la Iglesia parroquial de San Nicolás de la Villa, no empezó hasta media hora después, por la gran asistencia al duelo. Ocupó la presidencia el ex ministro José Sánchez Guerra y asistieron entre otros, las siguientes personalidades: Bartolomé Rodríguez Ramírez, gobernador eclesiástico; Pedro López Amigo, senador del Reino y Jefe Local del Partido Conservador; José García Martínez; José Ortiz Molina, Presidente interino de la Diputación; Luis Valenzuela, Presidente de la Academia de Ciencias y Nobles Artes; José Menéndez Casanova, por el Delegado de Hacienda; Manuel González López, vicepresidente de la Comisión Provincial; Manuel Parejo, Juez Municipal de Puente Genil; José Blanco Sancha, arcipreste de la Santa Iglesia Catedral; Ruperto Cuadrado, Penitenciario; Manuel Enríquez Barrios, Decano accidental del Colegio de Abogados; el Gobernador Civil Fidel Guerra Olmos, en representación del Presidente del Consejo de Ministros y del Congreso; Salvador Muñoz Pérez, alcalde de Córdoba; José Oppel, Magistrado de la Audiencia; Antonio Fernández de Heredia en representación del Gobernador Militar; Antonio Pineda de las Infantas, Presidente del Círculo Conservador; Miguel Salas, familiar del finado; Rafael Luque Conde, Párroco de Puente Genil; Rafael Muñoz Merino, cuñado; y Manuel Reina Nogués, Diputado Provincial y amigo íntimo de Contreras. Fue trasladado al Cementerio de Nuestra Señora de la Salud en carroza tirada por cuatro caballos. Es extensísima la enumeración de personalidades de la época que asistieron a los funerales, llegados desde Lucena, Palma del Rio, Málaga, Puente Genil, Montemayor, Iznájar, La Carlota, Fuente Obejuna…

Como curiosidad, el mismo día de su fallecimiento a las once de la mañana, es decir doce horas antes del óbito, Pepe Contreras había acudido acompañado de su amigo José Trigueros al estudio fotográfico de Tomás Molina, en Córdoba, para que le hiciera un retrato con destino al carné de Diputado. Existe, por lo tanto, o existió, una fotografía del ilustre Contreras, tomada pocas horas antes de su muerte.

El 2 de enero de 1913 se celebraron en la Parroquia de la Purificación en Puente Genil, los funerales por el sufragio del alma de Pepe Contreras, durante los cuales el comercio cerró sus puertas y los balcones del Círculo Católico y los del Liceo tenían colgaduras negras.

En la sesión del Congreso de los Diputados del 26 de mayo de 1913, el Presidente, Aura Boronat, “ensalzó las dotes intelectuales de Contreras, que estaban avaloradas por exquisita modestia y al cual esperaban altas posiciones políticas”.

Mantuvo siempre una íntima relación con su pueblo, donde poseía una casa con una envidiable biblioteca, la cual, junto con su estudio, se  encontraba repleta de recuerdos de sus campañas literarias y oficiales. Quiso a Puente Genil y por él luchó en cada uno de los frentes en los que participó. Tras los desastres provocados por el río en las tormentas de enero de 1908, volcó todos sus esfuerzos en procurar una indemnización suficiente para los más damnificados. Así, gracias a las gestiones de Pepe Contreras, el 8 de enero de aquel año se desplazó hasta Puente Genil una comisión formada por el Gobernador Civil de la provincia, Manuel Cano y Cueto, el Presidente de la Diputación, Manuel González López; el Alcalde de Córdoba, Antonio Pineda de las Infantas; el Vicepresidente de la Comisión Provincial, Rafael Conde Jiménez; el Administrador de Hacienda, Atilano Núñez de Couto; el Director del Hospital de Crónicos, Manuel Rojano, y el Director de El Defensor de Córdoba, Daniel Aguilera, a los solos efectos de hacer entrega al Ayuntamiento pontanés de la suma de tres mil pesetas, con destino a los damnificados por las tormentas.

En Puente Genil participaba, entre otras instituciones, en el Casino Liceo (del que fue Secretario en 1890 y Presidente en 1898) y en la Cofradía del Santo Sepulcro… En relación a esta última, nos consta su compromiso hacia ella, como hacia todo lo que sonara a cultura y a Puente Genil, no solo siendo su Hermano Mayor, sino como Presidente de su Junta Directiva en 1900, tras la dimisión por enfermedad de Francisco Gómez Cerveró (auténtico revitalizador por aquellos años de la Cofradía). Junto a Pepe Contreras actuaría como su collera en calidad de vice Presidente un histórico al servicio del Santo Sepulcro, José Estrada Muñoz. Se designó a Pepe Contreras como Presidente durante un período de seis años, durante los cuales consiguió importantes logros para la Cofradía. En 1901, a pesar de los muchos gastos que las reformas en la urna y el paso estaban generando, consiguió un superávit de ciento veinticinco pesetas. En ese proceso de mejoras, acuerdan la adquisición de cuatro candelabros de siete luces cada uno de ellos, para alumbrado del Señor, que se adquirieron en Sevilla a la casa “La Sevillana”. Tenía entonces el Sepulcro su sede junto a la Huerta del Soto y su capilla adolecía de problemas de humedad y de ratas, que atacaban los enseres de la Cofradía, por lo que se decide autorizar al Presidente para que “valiéndose de su influencia y personalidad” intercediese ante el Obispo a fin de que la Imagen pasase a la Parroquia de la Purificación para su culto y veneración.  El 6 de marzo de 1902 el Obispo autoriza el traslado de la Imagen a la capilla de San Juan  Bautista de la Parroquia, pero imponiendo algunas condiciones. Entre ellas, que la Cofradía seguiría establecida en el Dulce Nombre, ayudando con sus limosnas a costear los gastos de reparación que la ermita pudiera necesitar. Igualmente, la procesión debería seguir saliendo del Dulce Nombre, por lo que Imagen se trasladaría a la ermita antes del Domingo de Ramos y no sería devuelta a la Parroquia hasta pasado el Domingo de Resurrección. La Cofradía quedaría bajo la jurisdicción del Párroco, muy especialmente en lo que se refiere a los horarios de cultos y misas, y se haría cargo de los gastos de adaptación de la capilla.

El 3 de mayo de 1904, se acuerda adquirir, además de la bandera, un estandarte, que se estrenaría en la procesión de 1905 traído de Valencia de la casa de Justo Bustillo y que costó mil pesetas. De aquel mismo tiempo data el Quinario al Santo Sepulcro, compuesto por el presbítero, Doctor en Sagrada Teología, José Estrada Ruiz, impreso en 1905 en la la imprenta La Estrella, de Puente Genil, y en cuya portada puede leerse "A mi querido amigo el Excmo. Sr. Don José Contreras Carmona, ferviente devoto del Santo Sepulcro, de dedica esta humilde obra. El Autor".

Al cumplirse los seis años del mandato, Presidente y Vicepresidente fueron, lógicamente, reelegidos por otro período de seis años, que nuestro ilustre paisano ya no pudo completar debido a su fallecimiento. Durante su último mandato, en 1909, se sustituyeron los flecos y borlas de la bandera, se hicieron cirios de madera, nuevos bastones y se incrementó el número de hermanos. En 1910 se trasladan los cultos del quinario a la Iglesia de la Victoria (Los Frailes), donde permanecerá durante algunos años, gracias a la labor de mecenazgo que vinieron ejerciendo las señoritas Ariza, Rosario, Isabel y, sobre todo Carmen.

Con motivo del Cabildo del Santo Sepulcro celebrado el 31 de marzo de 1895, Leopoldo Parejo Reina, Manuel Reina Montilla y José Contreras, compusieron unos versos. Reproducimos a continuación, como epílogo o colofón, los simpáticos y elocuentes correspondientes al querido Pepe Contreras, en los que descubrimos un ambiente de hermandad, camaradería y colaboración que reflejan con meridiana claridad “que hoy somos como somos, porque fueron como fueron”.

Las noches de cabildo

Para fijar su fecha, el calendario
repasa de continuo el hermanito,
y a ello no ha de faltar ni Cabellito,
ni Estepa, ni Muñoz, ni el boticario.

Cuando llegan las noches señaladas
mientras Rivas prepara la tortilla
se hace boca con vino de Montilla
y se tocan las cajas destempladas.

Reinan en ellas el mayor contento,
de la pura amistad las expansiones,
y atesoran las dulces seducciones
de la acendrada fe y el sentimiento.

Como antiguos y alegres camaradas,
con vino al uno al otro aquí se trata,
mientras canta Agustín una saeta
entre media docena de empanadas.

Y al brillar el licor en las pupilas
llega al fin el momento deseado,
pues repite Perico entusiasmado
el eterno sermón de las mochilas.
Mientras el vate de “La vida inquieta”
canta en versos sonoros nuestras glorias,
mientras Parejo canta la victoria
que Jesús consiguió sobre el planeta.

En constantes y gratas libaciones
bebamos con fervor la fe divina
que tiene la virtud de la quinina
y al cofrade le corta las cisiones.



 Fuentes consultadas:
  • Historia de la Semana Santa de Puente Genil, volumen 1.  Del siglo XVI a la Agrupación de Cofradías. Colección Anzur, volumen XXXIII. José Segundo Jiménez Rodríguez. Depósito legal SE-1235-2001.
  • Revista El Pontón, órgano de difusión de la Asociación Amigos de Puente Genil, julio 2009.
  • Abogados que componen el Ilustre Colegio de la Ciudad de Córdoba con expresión de los que tienen estudio abierto y residencia en ella y de los que no ejercen la facultad. Ilustre Colegio de Abogados y Colegio de Procuradores de Córdoba, establecimiento tipográfico “La Puritana”, calle Duque de Hornachuelos nº 18 (Córdoba) año 1911.
  • Estatutos y Reglamento de la sociedad Sevilla Football Club.
  • Estatutos sociales del Sevilla Fútbol Club Sociedad Deportiva, S.A.D., enero 2012.
  • Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. Años 1894, 1897, 1898 y 1899.
  • La Unión 19-12-1884
  • El Liberal. Diario de Unión Republicana (Mahón), 10-12-1902 y 12-08-1903.
  • El Defensor de Córdoba 07-01-1903, 23-03-1903, 05-10-1903, 10-03-1903, 17-11-1903, 19-11-1904, 29-11-1904, 14-10-1904, 15-10-1904, 29-10-1904, 23-12-1904, 09-01-1905, 17-01-1906,  10-02-1906, 22-02-1906, 19-10-1909, 23-05-1910, 24-12-1912, 04-01-1913, 05-05-1916.
  • Diario de Córdoba 08-12-1894, 06-09-1895, 12-02-1901, 08-02-1903, 15-10-1904, 17-06-1905, 22-02-1906, 09-01-1908, 25-03-1908, 24-05-1910, 23-12-1912, 24-12-1912, 26-01-1913, 21-12-1913, 13-11-1917.
  • La Palma de Cádiz 23-05-1889.
  • La Época 26-05-1913.
  • Archivo digital del Congreso de los Diputados
  • La Ilustración Española y Americana 22-04-1903.
  • El Libro de Puente Jenil. Imprenta J. Estrada Muñoz, 1894. Antonio Aguilar y Cano.
  • Córdoba Contemporánea. 1892. Rodolfo Gil Fernández.
  • Archivo Casino Liceo.
  • El Adalid 22-05-1889