UN RECUERDO A MANRIQUE GIL EN EL SETENTA ANIVERSARIO DE SU MUERTE
Publicado en la revista
El Pontón nº 425, febrero 2025
No llegó el bueno de Manrique
(su nombre real era Jorge) a figura estelar de la escena teatral, pero sí fue
un actor sobradamente conocido, querido y reconocido por el gran público. Un
actor que recorrió buena parte de la geografía española e hispanoamericana.
Tan es así que en la primera década del siglo XX permaneció hasta tres
años entre Argentina, Cuba y Chile. Adquirió formación dramática en el conservatorio,
y aunque formó parte de la compañía de María Guerrero, desde muy temprano organizó
la suya propia con la que, como decimos, puso en pie numerosas teatros en buena
parte del mundo hispanohablante.
Manrique Gil en 1925
Era hijo de Francisco
Gil Estrada, director de la primera banda municipal de música de Puente Genil, hermano de la cantante lírica Adelina Colombini, también del genial Rodolfo (colaborador habitual como director artístico de su compañía, para la que
adaptó numerosas obras de autores extranjeros), de Acisclo, empresario y agente
teatral de final trágico, y de Teresa, notable profesora de piano.
A lo largo de la década de 1940 y 1950 recopiló numerosas letras y cantares de artistas de la época, que plasmó en varias colecciones: Cancionero Niño de Marchena (Barcelona, Editorial Alas, 1941), Cancionero popular: La Niña de los Peines (Barcelona, Editorial Alas, ca. 1945), o Niña de la Puebla, el ruiseñor sin luz (selección de Manrique Gil, Barcelona, Ediciones Marazul, ca. 1955). Desgraciadamente, de ninguno hemos podido localizar un solo ejemplar.
Participó en una veintena de películas, algunas de rotundo éxito, como Barrios bajos (1937), A mí la Legión y Viaje sin destino (en 1942), Los últimos de Filipinas (1946), Reina Santa y Mariona Rebull (en 1947), Sin uniforme, Aventuras de don Juan de Mairena (1948), El señor Esteve (1950), Alba de América y Día tras día (en 1951), El cerco del diablo, La estrella de Sierra Morena, Cerca del cielo y Agua sangrientas (las últimas cinco en 1952), ¡Che, qué loco! y Les amants de Tolède (ambas en 1953) y Noche de tormenta (1955)
Raramente frecuentó Puente Genil (donde no le quedaba familia), pero amó a su pueblo con locura y siempre que pudo hacía ostentación de su cuna y su pasado natal. Me sobrecogen los versos que, con ocasión de la presentación de Pepe Marchena con su obra "Bajo el sol de Andalucía" en el Teatro Circo de Puente Genil ell 28 de julio de 1941, dedicó a la tierra que lo vio nacer:
«Y hoy al cabo de los años,
llego a ti, mi pueblo amado,
con el
pecho destrozado
por
terribles desengaños.
Mas tú,
cuna de hidalguía,
nobleza,
bondad y honor,
consolarás
el dolor
que
atormenta el alma mía;
me
acogerás generoso
en esta
paz de tu suelo,
que para
mí será el cielo
que ha de
hacerme venturoso.
(...)
¡Oh
amado Puente Genil...!
Qué
inmensa sería mi suerte
si
al acordarse la muerte
del
último de los Gil,
me
hallase, tierra querida,
gozando
vejez dichosa
en
la placidez hermosa
de tu huerta florecida.
Y me emociona, por su cercanía con los versos de Miguel Romero que todos los pontanenses graban a fuego en
sus almas, su grito emocionado, su postrer e incumplido anhelo de terminar sus
días arrullado por el Genil,
«como
cuando era muy niño
sin más
sueños ni ambición
que sentir
un corazón
palpitante
de cariño
junto al
mío ya cansado
de luchar
y de sufrir…
¡Así
quisiera morir,
pueblo
mío idolatrado!».
Sirva esta introducción al genial y nunca bien ponderado poeta, actor, empresario, dramaturgo y folclorista, para dar a conocer dos testimonios del trabajo de nuestro paisano, del genial Manrique Gil.
Por un lado, el cartel anunciador de la comedia Caridad, de Miguel Echegaray, y que la compañía de Manrique representaba en Málaga, en el Teatro Vital Aza, el 16 de octubre de 1925. Era aquel un teatro, primero llamado “del Parque” (por su construcción junto al puerto de Málaga), y trasladado alrededor de 1900 al Muelle de Heredia, donde fue ya conocido como Teatro Vital Aza. Se da la circunstancia de que fue en este mismo teatro, tres meses antes de que nuestro paisano representase Caridad, donde Lola Montes estrenaba el 20 de julio de 1925 el cuplé El novio de la muerte.
Por otro lado, la
portada de una obrita de teatro, casi un entremés en verso, ambientada en un
ventorrillo del Palo y titulada Una noche
de juerga. La reproducción del cuadro Alegrías,
de Julio Romero de Torres, que ilustra la portada, se hizo con la autorización
a Manrique por parte del hijo y heredero del genial artista cordobés.
El título forma parte
de la colección Estampas andaluzas
que Manrique dedicó a las ocho provincias de Andalucía y que el autor concibió
para ser representadas con la participación de artistas del cante y del baile
flamenco. Una colección compuesta por quince obras, que enumeramos: Una noche de juerga; Es mi MÁLAGA la bella; CÓRDOBA, la Sultana; Zambra en el Albaicín (Granada); Feria de abril en SEVILLA; Campos sedientos (Jaén); La vendimia (Almería); Mineros de HUELVA; La tacita de plata (Cádiz); Vino
de Montilla; Yo soy de Puente-Jenil,
La Musa de ROMERO DE TORRES; La romería del Rocío; Fiesta de Amor y poesía y Enterraron por la tarde a la hija de JUAN
SIMÓN.
Una noche de juerga se estrenó el domingo 8 de septiembre de 1935 en el Festival de las Regiones celebrado en la Plaza del Pueblo Español, en Montjuic, en homenaje a Alejandro Lerroux, Presidente del Consejo de Ministros, y representada con éxito clamoroso el viernes 11 de octubre de mismo año en la solmene inauguración del nuevo local del Centro Andaluz de Barcelona, en la calle Condal nº 9. A resaltar el elenco de artistas de primer nivel que participaron en la representación, y entre quienes hallamos, nada más y nada menos que al Toledano, a Gran Fanegas (Juan Baños), Rojo el Alpargatero, y el maestro de la guitarra Realito.
En el interior del
libreto, Manrique se declara creador y animador de esta nueva modalidad escénica,
iniciada en 1925 en el Teatro Pavón, de Madrid, y continuada con gran éxito en
los de Eslava, Latina, Maravillas, Fuencarral y otros.
Un pontanés de las artes y la cultura que dejó de existir en Madrid un frío día de enero de 1955. Un hombre bueno, quizás eclipsado por el talento de su hermano Rodolfo, a quien protegió logrando en el durísimo año 1937 que fuese evacuado a Valencia, donde falleció. Alguien que sentía la ausencia de su Puente Genil amado como un puñal en el pecho.
Su familia. Nacido en Puente Genil el 23/8/1883
ResponderEliminarSu tía, hermana de su padre, dejó una basta descendencia en Puente ´Genil, Aurelia del Carmen Gil Estrada, que casó con Juan Bautista del Pino Fernández de Padilla.