A través de distintas etapas, la Historia nos presenta un amplio elenco de hombres y mujeres que sin haber nacido en Puente Genil, lo cierto es que su aportación a nuestra configuración como pueblo fue tan decisiva, tan fundamental, que desde siempre los hemos considerado absolutamente nuestros.Es el caso del ingeniero francés que da título a esta nueva entrada.
El 30 de abril de 2018, en calidad de director de la revista cultural El Pontón, tuve el privilegio de participar en la presentación de un nuevo vino de Bodegas Delgado. En ella, no sólo se contaron y cantaron las excelencia del riquísimo Lemonier, elaborado a partir de uva chadornnay, sino que conseguimos arrojar algo de luz sobre la figura de nuestro ingeniero.
Unas notas, que quisiera compartir con todos los lectores de este blog.
Estación de ferrocarril de Puente Genil, finales siglo XIX. Como curiosidad, la salida de carruajes se conserva intacta. |
Hablar de Leopoldo
Lemoniez (o Lemonier) es volver la vista al Puente Genil del progreso, el de las
nuevas ideas y el emprendimiento, que alumbraron la segunda mitad del XIX.
Es
hablar de un tiempo en el que, entre otros, tres factores determinantes
propiciaron sin duda alguna, una de las épocas de mayor esplendor económico,
cultural e industrial de nuestra villa: la llegada del ferrocarril, la luz eléctrica y la existencia de una élite valiente e imaginativa, que por
primera vez apostaba por proyectos industriales,
en detrimento de lo que hasta entonces había sido el primer factor de riqueza,
la ostentación de la tierra.
Puente de Hierro con refuerzo de pilares |
Puente de Hierro en su configuración original. Fuente: Biblioteca Nacional |
Y
es precisamente el ferrocarril (uno de esos tres factores que abrieron a Puente Genil las
puertas del mundo), el que nos trajo entre 1860 y 1865 a Leopoldo Lemoniez y
Renaud.
En ese período la Compañía del Ferrocarril de
Córdoba a Málaga construía la línea férrea y adjudicó la construcción
del puente de hierro a la empresa francesa Vitali
Picard y Cía. Con ella y para dirigir las obras del puente llegará el joven
Lemoniez, a quien tradicionalmente —sin base documental que lo sustente— se ha venido relacionando con Gustav Eiffel.
El Pontón, febrero 2012. Vista del Puente de Hierro (alrededor de 1867) |
Posiblemente la
primera imagen que conocemos del Puente de Hierro fue objeto de portada en El
Pontón en febrero de 2012: acuarela que forma parte de una
colección de la reina Isabel II, ubicada en un gabinete cerrado al público y firmada por
Juan Velasco, restaurador del Museo del Prado.
Ricardo Moreno Ortega (Puente Genil lo recuerda desde 2017 con un paseo a su nombre) y su esposa Rosario Melgar Padilla |
Es Lemoniez, ese francés escurridizo y
prácticamente desconocido, quien reclama la presencia en Puente Genil como Ayudante de
Ingenieros de Ricardo Moreno Ortega, quien posiblemente llegara a la villa alrededor de 1864. Aunque
era de Alcalá la Real, su madre era de Pau (Francia), por lo que Ricardo
hablaba correctamente el francés, hecho éste que posibilitó su llegada de la
mano de Lemoniez.
De Moreno, otro de los nombres que con luz propia alumbra el último tercio de XIX, solo apuntaremos unas breves notas: su imprescindible concurso en la fabricación de la luz eléctrica en 1889, su colaboración en la construcción del Puente de Hierro, la ampliación de la ermita de Jesús Nazareno, reconstrucción de la Parroquia de la Purificación y el arreglo de la fachada de la iglesia de la Victoria, en Los Frailes.
De Moreno, otro de los nombres que con luz propia alumbra el último tercio de XIX, solo apuntaremos unas breves notas: su imprescindible concurso en la fabricación de la luz eléctrica en 1889, su colaboración en la construcción del Puente de Hierro, la ampliación de la ermita de Jesús Nazareno, reconstrucción de la Parroquia de la Purificación y el arreglo de la fachada de la iglesia de la Victoria, en Los Frailes.
La llegada de Moreno
Ortega a Puente Genil, recordémoslo otra vez, es mérito fundamental de aquel
que lo reclamó, el ingeniero Lemoniez.
Firma Leopoldo Lemoniez |
Posiblemente la vista más antigua de Puente Genil, alrededor de 1866. Véase con detenimiento el puente, sin el gran ojo del lado del paseo. |
Hasta 1874 nuestro
puente tenía una configuración similar al actual, con dos arcos en la zona de
Miragenil, pero con una ruinosa pasarela de madera que iba
desde la mitad del puente hasta la parte del paseo.
El
Ayuntamiento pidió a Lemoniez para que presentase dos alternativas a la reforma del puente, tanto en hierro como en mampostería, presupuestando el de hierro en 26.750 pesetas y el de
mampostería, alrededor de 110.000 pesetas.
A pesar de la diferencia, el Ayuntamiento apostó por la reforma en
mampostería, subastando las obras de construcción del arco del lado del paseo, y adjudicándose a Lemoniez en
97.000 pesetas.
Estado del puente en 1864 |
Las primeras piezas o dovelas se pusieron el 9 de septiembre, la última (la
clave de piedra del lado que mira al agua) el 29 de octubre, quedando terminado
el arco en diciembre de 1874, curiosamente el mismo año de
fundación de Bodegas Delgado, que une así su nombre a nuestro
símbolo más universal.
Lemoniez fue asistido por el carpintero Juan de la Cruz
y el picapedrero portugués Antonio de la Rives. Durante la ejecución de la obra
el propio Ayuntamiento apuesta también por la reparación de arco del puente que se apoya
en el estribo de Miragenil, y el refuerzo y consolidación de los existentes para
contrarrestar el empuje del nuevo arco. Estas últimas obras fueron también ejecutadas por Lemoniez. Y dos años después, en 1876, se le adjudica el muro de
contención del paseo y el paseo público, siendo recepcionadas estas obras el 28
de abril de 1877.
Desde entonces Lemoniez aparecerá en varias ocasiones designado como perito y contratista de obras municipales, adjudicándosele en 1881 las obras de reforma de la calle Ancha y calle de la Plaza.
Pero no solo centra su actividad en Puente Genil, pues en diciembre de aquel mismo año dirigía en Espiel las obras de desmonte de la mina La Luz y su ampliación La Llama.
Desmonte de "La Luz", dirigido por Lemoniez. |
Firmas de los fundadores de "Reina y Carvajal" |
En 1878 Lemoniez se había aliado con Rafael Reina Carvajal y su madre Dolores
Carvajal Villalba, fundando la sociedad Reina y Lemoniez para la
construcción y explotación de la fábrica de harinas San Cristóbal, la que años
después, tras su fusión con La Aurora en 1904, conoceremos como La Alianza.
En la clave de cada arco se grabaron las iniciales de sus fundadores |
Aun hoy encontramos tres arcos en su
explanada, en cada uno de los cuales grabaron las iniciales de cada uno de los
fundadores.
Una fábrica, la de San Cristóbal, que incorporará todos los adelantos
de la época, la magnífica turbina Fontaine, y que será un ejemplo de combinación del fin utilitarista y funcional que se le
exige a una fábrica, pero diseñado y construido preciosamente al modo de las
estaciones de ferrocarril francesas y a pesar de sus cinco plantas de altura,
con un concepto grácil y liviano.
Mezcla de colores y materiales, como el ladrillo y la piedra de Sierra Gorda, rosetones, pilares de fundición de diferente diseño para cada una de sus plantas...
A modo de imagen y simbolismo, quedémonos
con una idea fundamental: Lemoniez
es parte parte esencial en los dos edificios más emblemáticos de nuestra villa, en el puente que da origen al nacimiento de la villa, y en La Alianza, cuyo embrión (la aceña vieja y el molino sobre el que se levanta), es paralelo a la fundación de la villa.
Introdujo en estas tierras el eclecticismo, la teja plana o marsellesa, hasta entonces desconocida, y asesoró a Rodrigo García Luque en las obras del Teatro Circo.
Edificio en la estación de ferrocarril (teja plana), derribado por ADIF |
Capilla de la casa de Lemoniez o de los Reina. Estaba presidida por una imagen de la Virgen de los Desamparados (hoy se venera en la ermita del Dulce Nombre) |
Otro de sus edificios emblemáticos es la llamada Casa de Lemoniez, situada al final de la calle Ancha. Levantada sobre el antiguo caño (o arroyón de
desagüe de la parte baja del pueblo) en unos terrenos adquiridos al Ayuntamiento
en 1881, reproduce claramente el modelo
de La Alianza, destacando la apariencia de fábrica que parece
tener. Nunca llegó a habitarla, adquiriéndola el
matrimonio formado por Manuel Reina Iglesia (sobrino del poeta) y Soledad Vergara. Años después su hija Carmen Reina Vergara, en agradecimiento por haber salvado a su padre del estallido de una bomba, edificó la ermita anexa a la casa (hoy desaparecida).
La Casualidad |
En 1882, se funda (y comienza, también de la mano de Lemoniez) la
construcción de La Casualidad, la primera y más antigua fábrica en
Puente Genil dedicada a la extracción del aceite de orujo. Es conocida
la anécdota de que cierto día Lemoniez se lamentaba en el Casino Liceo de que un
pueblo como Puente Genil no aprovechase el orujo, como se hacía en Francia,
para extraer aceite. El ilustre Manuel Reina Montilla, además de poeta, destacado
industrial, oyó aquella conversación interesándose en el acto y encabezando el
proyecto que acabaría dando luz a La Casualidad. Por casualidad nació,
fruto de aquella conversación, y ese es el nombre con el que se bautizó la
fábrica.
A
pesar de haber leído en algún sitio que tras su prolífica estancia en Puente
Genil se trasladó a San Sebastián, lo cierto es que entre 1900 y 1909 lo
encontramos como secretario del Consejo de Administración de la Eléctrica de la
Vega de Armijo en el término de Montoro, sobre el Guadalquivir. Ese mismo año
de 1909 lo descubrimos en Madrid formando parte junto a su hijo Alfredo (lo que
nos indica que estaba plenamente asentado y establecido en
aquella ciudad) del Consejo de Administración de la Azucarera de Madrid, y ambos
como socios del Casino de Madrid en 1917, donde establecen y comparten
domicilio en la calle Goya nº 11. Es prácticamente seguro que tras Puente
Genil, Madrid fue su siguiente y última parada, pues es allí donde fallece su
esposa Matilde Tinoco Ruiz el 17 de septiembre de 1907. Indudablemente su
experiencia como gestor, como primer gerente de la fábrica de harinas San
Cristóbal, le allanó el camino para su posterior participación en diversos
consejos de administración.
Leopoldo Lemoniez Renaud falleció en Madrid el
jueves 1 de noviembre de 1917, siendo
enterrado en el cementerio de san Isidro.
Aún
en vida del ingeniero, el Ayuntamiento de Puente Genil –representación de un
pueblo siempre agradecido– en su sesión de 29 de agosto de 1894 acuerda nominar
con el nombre de Lemoniez la antigua calle Gradillas, rindiendo
“un justo homenaje de respeto y gratitud al señor Leopoldo Lemoniez, por cuya iniciativa se realizaron importantes mejoras en este pueblo, se fomentó la industria y de desarrolló el espíritu de asociación“.
Braulio de la Portilla Sancho |
De
su hijo Alfredo podemos decir poco más que era abogado, que el 31 de marzo de 1902 se casó en Madrid con Teresa
de la Portilla (hija del general Leoncio de La Portilla Cobián y Patrocinio
Sancho Varela) y que un hermano de su mujer, su cuñado Braulio, fue primer
teniente de Infantería del Batallón de Cazadores de Llerena, muerto el 27 de
julio de 1909 en la campaña de Melilla, en el Barranco del Lobo, siendo
condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, no lo olvidemos, la más
preciada condecoración militar del Reino de España.
Leopoldo Lemoniez, en el centro, con su hijo Alfredo, su nuera Teresa y uno de sus nietos |
Lemoniez con sus nietos y nuera |
Anotamos una última
curiosidad familiar: Alfredo y Mª Teresa tuvieron al menos tres hijos,
Guillermo, Fernando y Alberto, falleciendo este último con solo once años el 3
de enero de 1916. Sus padres encargaron entonces a Julio Antonio, uno de los
escultores de más proyección de la época, un mausoleo en su memoria. Sería ésta
la última obra del artista, que murió tuberculoso al poco de acabarla en 1919.
Los reyes visitando, con Julio Antonio, el mausoleo |
La figura
de la madre está ejecutada en bronce y la del hijo en mármol blanco. Estuvo expuesta en el Palacio de Bibliotecas y Museos del parque de Recoletos, sede de
la Sociedad Española de los Amigos del Arte, en Madrid, y despertó tal expectación
que hasta los Reyes de España (hablamos de Alfonso XIII) fueron a visitarla.
La obra no llegó a instalarse en la
tumba del joven, y en 1940 la familia Lemonier la depositó en el Museo de Arte
Moderno y Contemporáneo de Madrid, de donde pasó al Museo San Telmo de San Sebastián, adquiriéndola la
Diputación de Tarragona. Hoy se encuentra en el Museo de Arte Moderno de
Tarragona.
Vista del puente Autor: José Andrés Rivas Bachot |
Bodegas Delgado, Puente Genil |
He querido en esta
brevísima semblanza del ingeniero francés, sobrepasar la figura de Leopoldo, arrastrar
la historia un poco más allá de su figura, pata indicar que la vida sigue tras el óbito de los héroes; que los
logros y esfuerzos colectivos e individuales, no son estáticos, sino
que influyen tanto en los contemporáneos, como en las generaciones siguientes.
Puente
Genil es una realidad conformada a partir de las aportaciones de hombres y
mujeres nacidos en su suelo y lejos de él. Los de aquí, porque dejaban en casa lo mejor de sus
vidas; los de fuera, porque siempre se sintieron aquí como en casa. Nuestra
obligación es recordarlos a todos, agradecer sus esfuerzos, su
ilusión, sus éxitos y superaciones y mostrarlos como ejemplo de generosidad,
inventiva e imaginación.
Etiqueta vino "Lemonier", Bodegas Delgado |
Gracias a la generosidad de Bodegas Delgado, hoy se salda esa deuda -al menos con uno de aquellos grandes hombres-, al tiempo que nos señala un camino correcto y al mismo tiempo
hermoso.
Magnífico Javi, sigue con esta preciosa labor, algún día serás tú ese Pontanes ilustre. Gracias.
ResponderEliminarEspero que falte mucho tiempo...
EliminarDenso, magnifico, como un arbol que deberia crecer mas detalles de Lemoniez y con mil ramas por desarrollar, los arcos, el edifico de la La Alianza, la Casualidad que aun tiene la chimenea señalando, el puente del pueblo y del ferrocarril, las vistas de Puente Genil... felicitaciones y continuar
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarRibera del Genil. LEMONIER. Se toma nota.
ResponderEliminarLe agradezco toda la información que recoge su artículo. Trabajo en el Museu d'Art Modern de Tarragona donde tenemeos expuesto el Mausoleo Lemonier. Las fechas del fallecimiento dl niño Alberto Lemoniez de la Portilla, así como la fotografia del Sr. Leopoldo Lemoniez con su nuera, Maria Teresa y nietos, nos es de gran ayuda para completar la documentación sobre la familia Lemoniez.Muchas Gracias!
ResponderEliminarEs una delicia poder ayudar, sinceramente. Es así como cobra sentido todo el trabajo que hay detrás de la publicación.
EliminarSaludos afectuosos
Gracias por este magnífico trabajo. Siempre quise conocer la historia de este gran pontano de adopción y que tanto influyó en la configuración de Puente Genil. Carlos Chacón
ResponderEliminarGracias a usted por comunicar, Carlos. Es un placer.
ResponderEliminarSaludos
En ésta bodega trabajo un sobrino carnal del fundador de la fábrica de carne de membrillo San Pascual. Don Pascual Bracho.
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