Nació en Puente Genil el 11 de
junio de 1875 en el número 35 de la Cuesta Baena, hijo de Dionisio Velasco
Delgado, natural de la villa, de donde fue concejal en varias ocasiones, y de
Modesta Estepa Cano, sevillana de Casariche, siendo el mayor de sus siete
hermanos.
Desde muy joven siente una
irrefrenable pasión por la poesía y una natural inclinación hacia el servicio a
Dios y a la Iglesia, entregándose por completo y sin reservas hacia una y
otras. De esta forma, ingresa en el granadino Seminario de San Cecilio y
después en el conciliar de San Pelagio, en Córdoba, obteniendo ya en 1889 media
beca al haber aprobado sus ejercicios de oposición en Filosofía y obteniendo el
diaconato (la orden sacra inmediata al sacerdocio) el 22 de diciembre de 1900 de
manos de Antonio Ruiz-Cabal Rodríguez, Obispo de Lystra, dimisionario de
Pamplona (antiguo doctoral de la Iglesia de la Sevilla, que fallecerá en 1908).
Es innata en Francisco una natural elocuencia y una oratoria en la que destaca
desde muy joven, lo que, unido a una fe inquebrantable y a una educación y
compostura a prueba de bombas, le hace ser depositario de altas y prontas
responsabilidades. El 30 de enero de 1901 se celebran en el seminario los
funerales por el alma de Francisco de Asís Aguilar, que había sido Obispo de
Segorbe y rector del Seminario. Velasco, por sus antedichas condiciones y
siendo considerado alumno aventajado de Oratoria Sagrada, es designado como
responsable de la oración fúnebre.
En abril de 1901 es ordenado
sacerdote, escogiendo Puente Genil para cantar su primera misa en la Parroquia
de Nuestra Señora de la Purificación. A ella asistieron desde Córdoba, entre
otros, el Doctor Juan Aguilar Jiménez, Canónigo Magistral de la Santa Iglesia
Catedral de Jaén, y José Contreras Carmona. El poeta Manuel Reina ofició de
padrino en tan solemne ceremonia, por cuyo motivo ofreció un banquete en el que
sabemos se sirvieron unos entremeses que consistían en chorizos y salchichón,
quesos varios, tocino de cielo y pan de los dioses; y un menú de tortilla de
jamón, salmón a la vinagreta, cordero a la jardinera, empanadilla de pollo,
gallina en salsa, beefsteak y jamón
dulce, frutas en almíbar, café, coñac, además de vinos y champán. Como era de
esperar, dirigieron unas palabras a los comensales el propio Reina, el Canónigo
de Jaén, José Contreras, el rico propietario Melchor Romero y el propio
misacantano, cuya intervención hizo emocionarse al resto de participantes.
Terminado el almuerzo, los invitados pasaron a la ermita de Jesús Nazareno,
donde oraron ante la imagen de Jesús, visitando a continuación el asilo Santa
Susana.
A pesar de fijar su residencia en
Córdoba, sus visitas a Puente Genil, ora por motivos de familia, ora por ser
requerido constantemente para ello, son frecuentes. Poco después de su
ordenación pronuncia un hermosísimo sermón en la Iglesia del Convento, donde
desde 1890 se ubica la portentosa imagen del Señor de la Humildad y Paciencia,
de quien es –por elección y por tradición familiar– fervoroso devoto. Con
motivo de la definitiva aprobación de la Congregación de Hermanas de Nuestra
Señora de las Mercedes, que con cinco hermanitas y la Superiora Sor Piedad
Victoriana Deán regentaban el hospital municipal desde 1883 en el antiguo
convento franciscano, el 14 de julio de 1901, se le encomienda la oración
sagrada desarrollando la tesis “Los
institutos religiosos son divinos por su origen, divinos e inimitables por los
medios que emplean y por el fin que persiguen, siendo a la vez manantial fecundo
de grandes bienes para la sociedad”.
También estuvo presente Francisco
en la toma de posesión del nuevo párroco de la Purificación, Rafael Luque
Conde, en septiembre de aquel mismo año, así como en la función religiosa que
se celebró en la iglesia del convento en honor a la Virgen de las Mercedes,
cuya imagen había sido recientemente adquirida por las mercedarias encargadas
del hospital municipal. En aquella ocasión desarrolló la tesis “La Iglesia Católica, de la que es timbre
orgulloso la Orden de la Merced, es la que únicamente puede realizar la caridad
del Apostolado y de la fraternidad, que son las dos grandes necesidades de
nuestro tiempo”. En aquel discurso, demostró una vez más sus indiscutibles
méritos como orador sagrado, notable historiador, inspirado filósofo y un luchador
infatigable contra la impiedad de su tiempo.
Licenciado en Teología, es
nombrado capellán de las Siervas de María y de las Esclavas del Sagrado Corazón
y en 1902 socio numerario, por expresa invitación, de la Real Sociedad Económica
Cordobesa de Amigos del País. El mismo año es designado oficial de secretaría
del Obispado de Córdoba y en 1903 vuelve a participar en un acto religioso en
Puente Genil en la celebración de la primera misa de José Solís García en la
pontana Parroquia de la Purificación, donde cantó las excelencias del
sacerdocio católico.
Sus vastos conocimientos y amplia
preparación los pone a disposición de la sociedad, siendo convocado para participar
en calidad de jurado en varios concursos literarios y juegos forales, como los
organizados por la Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País. Colaboró en
distintos periódicos de la época, como El Popular de Granada, El Semanario de Cabra y
nuestra joya literaria Pepita Jiménez.
En 1904 inaugura en Lucena, junto con el párroco de Puente Genil
Luque Conde, la primera sucursal en aquella ciudad del Monte de Piedad de
Córdoba y oposita a la Canonjía Magistral de la Santa Iglesia Catedral de Jaén,
aprobando por unanimidad. Destacar que entre los diecisiete opositores,
únicamente dos son cordobeses: nuestro Francisco Velasco y Antonio María
Rodríguez Blanco, que había sido compañero de seminario de Francisco y será beatificado
en 2007. Vinculado a Puente Genil y a la vez que desarrolla sus funciones en el
Seminario como Catedrático de Ontología, Cosmología, Teodicea, Ética, Derecho
Natural e Historia de la Filosofía, participa como orador sagrado en funciones
de regla de la Hermandad de las Cien Luces, en múltiples Quinarios dedicados al
Señor de la Humildad y Paciencia, devoción familiar, a la Purísima Inmaculada
Concepción, Patrona de Puente Genil, funciones ofrecidas por el Círculo
Católico en la ermita de Jesús Nazareno, a la Virgen de los Dolores y a la
Santa Cruz.
En 1908 es nombrado cura
castrense y, por defunción del anterior, rector y cura ecónomo de la Parroquia
de San Francisco y San Eulogio y designado más tarde por el Obispo para formar
la Tabla del Jubileo Circular en las iglesias de Córdoba para 1911. Consiste
este Jubileo, en la adoración a Jesucristo ante la Sagrada Eucaristía o
Santísimo Sacramento durante cuarenta días, recordando así el tiempo que
permaneció muerto, en el sepulcro. Y es llamado circular, porque durante todo el año, cuando termina en una iglesia
de la Diócesis, enseguida se inicia en otra, de forma que la adoración
eucarística no se interrumpe durante todo un año en el territorio de una
Diócesis. En su parroquia y con Francisco como oficiante, se inaugura con una
bonita fiesta religiosa un Centro Católico de acción social, que perseguía la
triple finalidad religiosa, instructiva y económica, funcionando una sociedad
de socorros mutuos, un gestor popular o secretariado del pueblo, y un sindicato
agrícola del pueblo.
El 23 de marzo de aquel mismo año de 1908 y tras algún tiempo de inevitable decadencia, por voluntad, entrega y dedicación
de Francisco Ortega Montilla, sería asesinado junto a su esposa en los días de
julio de 1936, llegaba a Puente Genil la nueva imagen del Señor de la Columna,
la que actualmente se procesiona. Días después, la agradable noche del 8 de
abril, todas iglesias del alegre y devoto pueblo pontanés tocaron sus campanas
insistentemente. Al día siguiente y en la iglesia franciscana del antiguo
convento, testigo de tantos acontecimientos a lo largo de la Historia, nuestro
cura Francisco procedía a la bendición de la sagrada imagen del Señor Amarrado
a la Columna con una misa celebrada a grande orquesta y cantada por el canónico
con vestuarios y caperos.
En 1910 es nombrado académico
correspondiente de la de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba para
la sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que abandonará seis años
después, al cambiar su residencia cordobesa por Vitoria (su lugar será entonces
ocupado por el doctor Manuel Ruiz Maya).
A partir de 1912 tomó parte
activamente en la reorganización de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en el
Huerto, que se veneraba en su parroquia cordobesa, orientando a los jóvenes que lo visitaron para exponerle
la idea. Inmediatamente se puso a disposición de la misma, coordinando las
distintas voluntades y organizando la primera reunión de la que saldría una
junta interina que comenzara la organización de la Hermandad. Pocos días
después de aquella primera reunión con un grupo de ilusionados cofrades, se
encuentra constituida la primera Junta, que estará compuesta por Francisco de
Paula Velasco Estepa como Presidente; como Hermano Mayor, Francisco González
González; Ricardo Barbudo Guirso como Tesorero y; José Lara Álvarez, como
Secretario.
Ermita de la Aurora, en Córdoba |
Editó y publicó un periódico
llamado La Voz de la Parroquia
destinado a adoctrinar a los feligreses de su parroquia. Militó en Los
Legionarios de la Buena Prensa, fundada por el sacerdote claretiano José Dueso,
en relación a la creación de una prensa católica prestigiosa y fuerte –la buena
prensa– que sirviera de contrapeso a la prensa liberal de la época. Impulsó y
coordinó esfuerzos, haciendo de ello una de sus más importantes aspiraciones,
en orden a la restauración de la ermita de la Virgen de la Aurora, en Córdoba,
construida en 1725 y en aquel tiempo
amenazaba ruina, exponiendo de nuevo a la veneración de los fieles aquella
hermosa imagen mandada construir por el Obispo Suisi. Desgraciadamente aquella
ermita volvería a derrumbarse en 1960, lo que ya no verá nuestro buen
Francisco, y rehabilitada en 1998 por la Empresa Municipal de Viviendas de
Córdoba.
Siendo alcalde de Puente Genil Wenceslao
Aguilar, preside los actos de entrega de premios a las alumnas de las cuatro
escuelas dominicales establecidas en la villa, bajo las advocaciones de Sagrado
Corazón de Jesús, Dulce Nombre de Jesús, Inmaculada Concepción y Apóstol
Santiago.
A los pocos días de la muerte de
Antonio Aguilar y Cano, amigo muy querido por Velasco, la Academia de Ciencias,
Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba propuso celebrar una velada
necrológica, para lo cual Francisco se compromete a realizar un estudio
biográfico de Aguilar y Cano, que más tarde sería leído en dos ocasiones, el 6
y el 20 de noviembre de 1915 y publicado ese mismo año. Ricardo de Montis, periodista y
literato de fama nacional y "poeta, juerguista, periodista, borrachín y
amigo como no hay dos", como lo definiera el propio Julio Romero de
Torres, diría de aquella lectura convertida en obra literaria lo siguiente:
“De todos los pueblos que conozco, Puente Genil es mi predilecto; admiro su cultura extraordinaria, su laboriosidad incansable, su amor a la industria y al comercio, la actividad de sus hombres, la belleza de sus mujeres. Me encanta su situación, rodeado de huertas fecundas en riquísimos frutos, arrullado por el Genil que lo acaricia y hace coro al himno que las máquinas de las fábricas y talleres sin cesar elevan al trabajo.En Puente Genil tuve mis mejores, casi mis únicos amigos; el poeta insigne Manuel Reina, el gran historiador Antonio Aguilar, el ilustre político Pepe Contreras, con quien me unían lazos de fraternal cariño. ¿Cómo no ha de inspirarme, por tanto, un interés vivísimo, una profunda simpatía, todo lo que de Puente Genil o de sus hijos proceda y todo cuanto a honrar a Puente Genil o a sus hijos vaya encaminado?Por eso leí con interés creciente, con deleite profundo la Noticia biográfica que motiva estas impresiones; porque en ella se hace la apología de un pontanense meritísimo; porque el encargado de esta noble misión es otro pontanense, digno sucesor ene l mundo de las letras de aquellos que abandonar su pueblo le legaron envidiables timbres de gloria y, porque si el biografiado me honró con su amistad inapreciable, hónrame también el biógrafo con la suya, no menos valiosa.El estudio que el ilustrado escritor y digno sacerdote D. Francisco de P. Velasco Estepa hace del eximio historiógrafo y literato don Antonio Aguilar y Cano es realmente admirable; pocos trabajos de esta índole habrá tan concienzudos, tan completos, tan exactos, tan pródigos en detalles como el del señor Velasco Estepa. Él nos ofrece el retrato –que este es el calificativo que merece su obra- tanto moral como intelectual y físico de su biografiado con una exactitud y una precisión tales que pone ante los ojos de nuestra imaginación, como todas las apariencias de la realidad, la noble figura del historiógrafo.Después le siguen paso a paso en las vicisitudes de su vida, algunas de las cuales, como la decepción que sufriera cuando fue a Madrid ansioso de gloria, le sugiera consideraciones atinadísimas, reveladoras de un gran sociólogo y un profundo conocedor e de la sociedad, y, finalmente, y esta es la parte principal y más curiosa del trabajo, presenta al escritor y expone y analiza minuciosamente su labor intensa, fecunda, callada, reveladora de dotes excepcionales.Y gracias a don Francisco Velasco Estepa seguramente no ignorarán, hasta los amigos más íntimos de don –antonio Aguilar y Cano, que éste, además de las obras que conocemos, dejó escritas muchas, de interés excepcional para Córdoba y su provincia, y quizá merced a esta importante Noticia biográfica alguno de estos trabajos meritísimos saldrán de los legajos en que los conserva la familia de su autor para ser editados y servir de ilustración y recreo a las generaciones venideras.Completan el estudio del señor Velasco Estepa abundantes citas y notas y avalóralo unan prosa correctísima que acusa a un escritor castizo, profundo conocedor de la hermosa lengua de Cervantes.Una carta del eminente literato don Francisco –rodríguez Marín, hermosa como suya, sirve de prólogo a la Noticia biográfica y en ella se elogian cumplidamente los méritos del biografiado y la labor del biógrafo.Tal es, ligera y toscamente expuesta, la impresión que me ha producido la lectura de la obra indicada; réstame sólo dar las gracias muy expresivas al señor Velasco Estepa por la mención que en ella hace de mi humilde persona, para suscribir el juicio que formulara respecto a una de las producciones de don Antonio Aguilar y Cano, y por la dedicatoria del ejemplar con que ha tenido la bondad de obsequiarme, tan llena de donosura como de elogios que no merezco”.
Ricardo de Montis
El mismo director de aquella
noble institución, Luis Valenzuela, de la mano de José Sánchez Guerra, ilustre
cordobés y Ministro de la Gobernación, consiguió fuera expedido un decreto en
virtud del cual se le concedía el título de Real
a la Academia. Con tal motivo propuso Velasco la celebración de un banquete
para agradecer y homenajear a Luis Valenzuela, por el éxito de sus gestiones.
La idea fue aceptada y se formó una comisión organizadora, compuesta por el
mismo Velasco, Rafael Vázquez Aroca y Ricardo de Montis. El banquete se celebró
en agosto del mismo 1915 en el restaurant
La Estación, adhiriéndose a las felicitaciones y homenaje el Conde de Torres
Cabrera, Antonio Pineda, F. Castejón,
enrique y Julio Romero, Mateo Inurria, Blanco Belmonte… Velasco Estepa fue el
encargado de ofrecer el banquete a Valenzuela, agradeciéndole las gestiones y
elogiando su meritísima labor al frente de la Academia.
En 1916 fue nombrado Canónigo de
la Santa Iglesia Catedral de Vitoria, por lo que, unido a la publicación de su
libro “Antonio Aguilar, sus obras”,
sus amigos de Puente Genil le obsequiaron con un banquete íntimo en los salones
del Círculo Católico, al que asistieron Francisco, Pablo, Manuel y Antonio
Ortega Montilla; Lorenzo, Francisco y Joaquín Reina Framis; Wenceslao Aguilar,
Joaquín de HARO, Jose Villafranca, Jesús Puig, Rufino Delgado, el Conde de Casa
Padilla Francisco Varo, Antonio Reina, Joaquín y José Chacón López, Luis García,
Alberto y Francisco Álvarez de Sotomayor, Antonio Delgado, Antonio Gálvez, Miguel
Carmona, Luis Gálvez, Francisco Uclés, Francisco García, Francisco Sampedro, Francisco
Padilla, José Melgar, Fernando Naranjo, Cristóbal Aguilar, Antonio Cardeñosa,
Sebastián y Emilio Cabello, Enrique Melgar, Luis Vílchez, Emilio Pérez, Enrique
Carmona, José Maria Jiménez, Rafael Moyano Cordón, Joaquín García Cumplido,
José Cisneros, Pedro Pérez Porras, Antonio Linares, Rodrigo García Luque,
Baldomero Giménez Luque, Leonardo, Manuel y Antonio Velasco.
Asamblea Local Cruz Roja Puente Genil 1927 |
A finales de 1930 recibe el
nombramiento de Deán de Coria, en Cáceres. Recordemos que el Deán es quien preside
el Cabildo Catedralicio, máximo responsable, por lo tanto de la Catedral. Sin
embargo renuncia a su dignidad y regresa a Puente Genil sobre 1931 o 1932. Su
edad, así como –fundamentalmente– el agravamiento de la diabetes, le aconsejan
frenar su trepidante ritmo de vida y una relajación en sus responsabilidades. Y
aquel cura, aquel sacerdote de vida austera y sencilla, quizás adusto y serio
en el trato, mas educado y correcto, de amplia experiencia (se habló de él como
Obispo de Jaén), cultura, conocimiento y formación decide plegar velas en su
vida y regresar a Puente Genil. Se encuentra en la cumbre de su madurez
intelectual, ha publicado ya Antonio Aguilar y Cano: Noticia biográfica (Madrid 1915),
La Metafísica y la Ciencia Moderna, El Sentido Sobrenatural de la Vida, La
devoción al corazón de Jesús y los Ejercicios de San Ignacio (Málaga 1921), Del
Protestantismo al Modernismo y, sin embargo. carece de aspiraciones materiales. No pretende la Parroquia matriz (aunque se hizo cargo de ella
durante el tiempo que estuvo vacante el puesto de párroco por la muerte del
Padre Juan Lucena en la Guerra Civil), no busca honores, no anhela reconocimientos
ni prebendas. Solicita humildemente permiso para hacerse cargo de la Iglesia de
la Virgen de la Asunción del ex convento de San Francisco. Allí atiende a las
religiosas mercedarias que se han hecho cargo del Hospital, consuela a los
enfermos que junto a él conviven (su casa, en el número 2 de la calle Modesto Carmona, linda
con el edificio hospitalario) y, sobre todo, se postra a diario y conversa con
fe profunda con el Señor de la Humildad, de cuya Cofradía fue Capellán, Hermano
Mayor y Hermano Mayor Honorario y a quien acompañó cada día de su vida,
mientras le fue posible, cada tarde del Miércoles Santo. A Él se encomendó cada
día de su fecunda existencia, a Él dirigió las oraciones que los enfermos
bisbiseaban postrados en su lecho y a Él le escribió un Quinario de una profundidad
y una dulzura que exponemos a nuestros lectores.
Con el fin de penetrar en el hondo sentimiento que encierran las palabras del Quinario, recomendamos sinceramente su lectura pausada, lenta y meditada.
Con el fin de penetrar en el hondo sentimiento que encierran las palabras del Quinario, recomendamos sinceramente su lectura pausada, lenta y meditada.
Murió en Puente Genil el
miércoles 21 de febrero de 1945. Como tantos otros, contribuyó con sus obras,
su trabajo y entrega en cuerpo y en alma, a construir el Puente Genil de hoy. A
su memoria.
Fuentes consultadas:
- El Libro de Puente Jenil, de Antonio Aguilar y Cano (Puente Genil, imprenta J. Estrada Muñoz, 1894).
- Historia de la Semana Santa de Puente Genil, volumen I. Del siglo XVI a la Agrupación de Cofradías. Colección Anzur, volumen XXXIII. José Segundo Jiménez Rodríguez. Depósito legal SE-1235-2001.
- Francisco de Paula Velasco Estepa, una vida sacerdotal de devoción al Señor de la Humildad. Luis Velasco Fernández Nieto. Con la mano en la mejilla. Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia. Depósito legal M-55382-2007.
- Revista El Pontón nº 200, año 2004. Órgano de difusión de la Asociación Amigos de Puente Genil.
- Archivo Bibliográfico Hispano Americano, Librería General de Victoriano Suárez, Tomo IX, Madrid 1918.
- Enrique Alcalá Ortiz, Cronista Oficial de Priego de Córdoba: La Semana Santa republicana.
- Episodios Locales Pontanos. Literatura pontana siglo XIX, tomo I. Poesía. Colección Anzur, volumen XXV. José Segundo Jiménez Rodríguez, Puente Genil 1997. Dep. legal CO-42-1997.
- El Siglo Futuro, diario católico de Madrid, 20 abril 1908.
- La Hormiga de Oro julio y septiembre de 1921.
- Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Tenerife 25 noviembre 1908.
- Diario de Córdoba 1889 a 1915.
- Defensor de Córdoba 1899 a 1937.
- Guión 12 septiembre 1936
- La Voz 28 julio 1922
- La Merced, órgano de su Venerable orden Tercera y Cofradías, nº 10, 24 octubre 1927.
- ABC de Sevilla, 17 febrero 1971.
- El Aviso 1911 a 1919.
- Almanaque del Obispado de Córdoba 1904 a 1911.
No hay comentarios:
Publicar un comentario