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lunes, 21 de junio de 2021

Don José Arroyo Morillo, MAESTRO nacional y cronista

Pintores y poetas, arquitectos y sacerdotes, toreros y políticos, viajeros e industriales ocupan un lugar privilegiado en la memoria colectiva de la localidad. Pero de manera inexplicable hay hombres lúcidos, cultos y formados, generosos y comprometidos con el prójimo, defensores incansables de la cultura,  del saber y del conocimiento quienes, sin saber el motivo, desaparecen del recuerdo del pueblo.


Quizás sea este el caso de don José Arroyo Morillo. Un hombre que participó en todas las esferas de la sociedad de su tiempo, y siempre de manera desinteresada; formador y educador de generaciones, cuya labor ha ido cayendo paulatinamente en el olvido. 


Una injusticia desgarradora que las siguientes líneas no repararán, pero contribuirán a dar a conocer la labor de un hombre bueno que dio su vida a Puente Genil.


En 2008 una jovencísima Teresa Eugenia Porras Aires glosó la figura del eminente maestro (pues por encima de todo, siempre fue maestro) en una serie de cuatro entregas publicadas en los números 241 a 244 (abril a julio de 2008) de la revista El Pontón, y que ahora reproducimos. Un trabajo precioso y concienzudo,  perfectamente documentado, sobre la vida del cronista Arroyo Morillo.


Sin embargo, son quienes fueron sus alumnos, aquellos que disfrutaron de su ansias de conocimiento y de su inquietud por el saber, quienes de verdad mantienen vivo su legado.


D. José Arroyo Morillo, nació en la aldea de Sotogordo –de lo que siempre se sintió profundamente orgulloso–, convirtiéndose en uno de los personajes más conocidos, queridos y reconocidos de la localidad, gracias a su inquietud cultural, a sus numerosas actividades en el campo de la arqueología, las letras, sus numerosas colaboraciones en revistas locales, publicación de libros o su faceta de conferenciante. Pero por encima de todas las cosas, siempre se sintió especialmente orgulloso de ser maestro, en un tiempo en que serlo conllevaba, casi, ser un sabio.

Nace el 25 de junio de 1911 en el idílico paraje de una aldea, en la que vive una infancia feliz y donde el contacto con la naturaleza y la sociabilidad de sus gentes forma a personas de la talla de D. JOSÉ ARROYO MORILLO. 

A los doce años publica su primer artículo en el semanario local “EL AVISO”, dirigido por Baldomero Giménez. Sería el germen de una afición que nunca abandonaría. 

Con sus alumnos en la década de 1930
Don José con sus alumnos en la década de 1930

En 1929 comienza los estudios de Magisterio en la Escuela Normal de Magisterio en Córdoba, obteniendo el título de Maestro de Primera Enseñanza en 1932 y siendo su primer destino la localidad asturiana de Entrevías. Durante Guerra Civil estuvo movilizado con el ejército de Franco hasta el final de la campaña, siendo condecorado con las Cruces de Campaña, dos Cruces Rojas del Mérito Militar y una Cruza de Guerra, a pesar de ser considerado no afecto al régimen.

En 1941 obtiene plaza como interino en Puente Genil en el colegio MANJÓN, aprobando las oposiciones dos años más tarde. Previamente le exigen documentos acreditativos de que se trata de un hombre de buena conducta (pues era considerado de izquierdas y su labor educativa podía ser peligrosa), presentando en su favor documentos del propio alcalde de Puente Genil y del Jefe provincial de Falange, incluso de un canónigo de la Catedral de Córdoba.

Conoce a una maestra, Doña Concha Romero Solano, mujer adelantada a su tiempo con quien contrae matrimonio en 1948, y que colaborará con él en sus numerosos trabajos de investigación.

Fábrica de La Casualidad, estado actual

Entre 1954 y 1959 D. José pide una excedencia y deja su labor de docente para ejercer como gerente de la fábrica de aceites y jabones La Casualidad, propiedad de los hermanos Reina de Porras. En 1956 es cofundador y redactor jefe del Semanario local “MI PUEBLO”.

Pero la enseñanza era su pasión, por lo que 1960 regresa a la docencia de manera definitiva. Y así se consagra a la dirección del colegio público RAMIRO DE MAEZTU hasta su jubilación en 1979 por grave enfermedad coronaria. En esta etapa del colegio RAMIRO DE MAEZTU le acompañaron maestros como el Sr. CARRILLO, de quien mi padre, que fue su alumno, recuerda su insistencia en las matemáticas. Eran tiempos de escasez. Cuenta mi padre que, en aquellos tiempos, los niños tenían que llevar a diario una peseta de cacao para verterlo en el vaso de leche que les regalaban en el recreo del colegio. Era la “leche americana”.

Recuerda de aquella época que algunos maestros usaban la “palmeta” para castigar a los menos aplicados. No obstante D. José nunca la empleaba. Era un maestro que hacía a los alumnos las clases muy atractivas, pues aparte de su vocación, era un intelectual a quien acompañaba su aspecto tranquilo y una actitud paternal hacia sus alumnos. En definitiva, un hombre serio, tranquilo, intelectual, culto; un hombre adelantado a su época.

En esa década de 1960, en los inicios del curso, cada alumno aportaba 50 céntimos, o “cuatro reales”, con los que D. José les compraba una carpeta de cartón azul, lápiz, sacapuntas y libreta. Ese era el material de trabajo y permanecía en el aula del centro. En aquellos días todo se trabajaba en el centro escolar, pues en casa pocos podían hacerlo; pocos recibían ayuda de sus padres; pocos tenías profesores particulares.

Don José presentando la I Gala Benéfica de Radio Afán
Don José presentando la I Gala Benéfica de Radio Afán

En ese tiempo llega a Puente Genil don Celestino Martínez, un personaje muy popular por su buen hacer como sacerdote. Se compromete con el pueblo y consigue poner en marcha la emisora Radio Afán, de la que D. José fue nombrado director. Por las mismas fechas se levantó un poco antes la Iglesia de San José, el Campo de Fútbol Jesús Nazareno y el I.E.S. Manuel Reina, en aquel tiempo instituto laboral.





En 1969 es nombrado académico de la Real Academia de las Bellas Artes de San Telmo y Doctor Honoris Causa en Pedagogía por la Universidad Internacional de Roma. Un año más tarde es nombrado Académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes; además fue designado Secretario de la Asociación de Cronistas Oficiales de la provincia de Córdoba a perpetuidad. En los años 70 obtiene el nombramiento de Comendador de la Ordine Internazionale della Legion d'Onore de l'Inmacolata con sede en Palermo.

Adolfo Suárez, entonces Director General de RTVE, hace entrega del 
2º Trofeo de Plata conseguido en Misión Rescate

Llevado por su entusiasmo y el de sus propios alumnos, formó grupos de investigación y conocimiento del entorno y la arqueología de Puente Genil, fruto de ello fue el reconocimiento con tres trofeos de plata al Grupo 195 de Misión Rescate entre los cursos 1974 y 1978. En el vecino pueblo de Casariche existen varios yacimientos (La Atalaya, Villa romana, el Alcaparral, Cerro Bellido, el Rigüelo, el Toril, el Almajar, Canteras Romanas, o Las Canteruelas), en buena medida conocidos y estudiados por la labor de D. José.

Con Joaquín Prats, en el programa “Ustedes son formidables”

Por estas mismas fechas fue distinguido por la Asamblea Local de Cruz Roja con la Cruz de Plata de la institución y recibe un Homenaje de Amistad en el Cuartel del Imperio Romano, al que se adhieren más de 300 personas. El acto fue promovido y organizado por D. Pedro Báez, D. Manuel Berral, D. Lorenzo Contreras (Chito) y D. Miguel Solano, y de él se hizo eco la prensa de la siguiente forma:

“En Puente Genil ha tenido lugar un acto de homenaje a Don José Arroyo Morillo, maestro nacional, académico… hombre de profundo humanismo, que hace culto de la amistad, que a través de su labor como corresponsal de nuestro periódico, pone nota permanente del amor que siente por las cosas de su patria chica, con sensatez, ecuanimidad y fino estilo literario. José Arroyo Morillo es persona excepcionalmente estimada por todos cuantos tienen la suerte de conocerlo. En Puente Genil goza de la simpatía y el cariño de todos. José Arroyo, constituyendo una familia ejemplar, ha sabido rodearse de una aureola de modestia, sinceridad y generoso desprendimiento. Estudioso infatigable, maestro de maestros; son numerosas las promociones de alumnos que hoy son amigos suyos. Y sobre la base de su triunfo a escala nacional con la “OPERACIÓN RESCATE”, se han reunido más de un centenar de personas en el Cuartel del Imperio Romano pontanense, amigos leales y damas distinguidas, para tributar un homenaje a la amistad, que es la gran virtud de D. José Arroyo Morillo.

Y en este acto abrió las intervenciones D. Miguel Solano; habló después el académico D. Manuel Mendoza Carreño, natural de Puente Genil, residente en Priego. También lo hizo D. Enrique Asensi por los compañeros del Magisterio. D. Rafael Castejón y Martínez de Arizala, presidente de la Real Academia de Córdoba, puso la nota de bella erudición disertando con su habitual galanura. También intervino el director del Instituto Técnico de Puente Genil, D. José Comino y D. Juan Gómez Crespo, secretario de la docta corporación académica e ilustre catedrático. Por la representación egabrense se expresó D. Manuel Mora. Y todos, como asimismo las adhesiones del alcalde de Puente Genil, del director de nuestro periódico D. Pedro Álvarez Gómez, de D. Juan Soca… se expresaron con idéntico sentir. La figura humana de D. José Arroyo, el afán constante de buscar nuevos horizontes a su actividad docente, su personalidad definida, en fin. D. José Arroyo Morillo, naturalmente, cerró el acto con una magnífica pieza oratoria, más dicha con el corazón que con la palabra. No olvidó a nadie, matizó casos y cosas y, como nota especialmente emotiva, rindió público homenaje de cariño y admiración hacia su esposa Conchita”.

D. José en el acto de entrega del SIMCA,

obsequio por ser nombrado “Maestro del Año 1970”

La revista Meridiano dirigida por Miratlles, eligió en 1971 a don José Maestro del año 1970, obsequiándole con un SIMCA 900, un viaje de una semana a Bruselas y Roma para tres personas, además de otros regalos, como un magnífico reloj, gemelos, libros y una placa de plata.

En 1972 fue nombrado miembro numerario de la Asociación de Amigos de los Castillos de España y de la Asociación Italo-Hispánica Cristóbal Colón, ingresando en la América Internacional Academy apadrinado por Hugo Tomassini.

El 20 de diciembre de 1972 es nombrado miembro correspondiente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, y en 1975  académico de la Institución Fernán González de Burgos; y en 1978 Medalla de oro de Misión Rescate.

Aquel mismo año se publica el volumen VII de la colección “ANZUR”, titulado “Toda la obra poética del pontanés MANUEL PÉREZ CARRASCOSA”, del que fue autor D. José Arroyo. En la dedicatoria se lee:

A todos los pontanos y de un modo especial a los que a lo largo de cuarenta y cinco años han sido mis alumnos, como una lección más, implicada humildemente pero rebosante de cariño y saturada de añoranza y nostalgia”. En el prólogo a la obra habla de la gran veneración a Pérez Carrascosa, poeta pontanés fallecido pero cuyos versos permanecen en la memoria de los pontanenses de la época. Y nos cuenta en el prólogo que contó con un “tonito” de 35 composiciones poéticas, bajo el título de “VERSOS CASI OLVIDADOS” y publicados en Madrid por su sobrino Antonio Pérez Almeda e ilustrado por su hermano el pintor Enrique Pérez Almeda. Además de este material D. José continuó buscando versos, búsqueda “titánica”, según sus palabras en el prólogo, “debido al abandono, dejadez e indiferencia, con que el poeta valoraba a todo lo que salía de su envidiable pluma versificadora.

Habla de Pérez Carrascosa como un “hombre dotado de una inteligencia excepcional, y proceso de un gran escepticismo e ironía ante la vida, que llegó a refugiarse voluntariamente en una bohemia simpática y sorprendente…  Esta forma de ser le dificultó a D. José la labor de recopilación de su poesía, que calificaba como “penetrante, variada, cerebral, de bello colorido y abundante diversidad”.

Pretendo, dice D. José, “dejar demostrado… las imitaciones constructivas de todas las modalidades poéticas, imitaciones constructivas de todos los poetas existentes desde el siglo de Oro hasta nuestros días, son perfectas y adornadas de un fino estilo y una gran belleza …”.

Maneja con ejemplar destreza todas las expresiones métricas poesía creada por Pérez Carrascosa bajo el esquema de un exponente sincero, brillante, categórico, diestro, afortunado en el antecedente imitativo con ansias de superación”.

Termina el prólogo diciendo que su propósito al publicar la antología poética de Pérez Carrascosa, es evitar que caiga en el olvido y, al mismo tiempo, rendir homenaje a un amigo suyo. Firma su escrito como Cronista Oficial de la Villa. Académico de las Reales de Córdoba y San Telmo de Málaga, con fecha 1978.

De esta antología podemos destacar Las fiestas de la Puente que, independientemente de su contenido, muy entrañable para los pontanos, tiene otra importancia: la de ser una composición escrita en andaluz.  Las grafías imitan la fonética andaluza propia de Puente Genil, pero las adapta para hacerla inteligible a todos los lectores.

En definitiva, D. José nos facilita una poesía en andaluz, lo que escasea en nuestra literatura, y necesaria para que un dialecto se convierta en lengua.

En 1974 sale a la luz (y estará en la calle hasta comienzos de los 90) el Boletín Informativo Municipal ANZUR. Una publicación que recogió los primeros pasos de poetas hoy consagrados, de universitarios con inquietudes y todas las quejas y reclamaciones de los vecinos de nuestra localidad. Pues D. José fue nombrado su director en abril de 1979, tarea que abandonará pronto por el empeoramiento de su enfermedad coronaria.

En el número uno de EL PONTÓN, de fecha 10 de abril de 1986, editado por la asociación Amigos de Puente Genil, Arroyo Morillo incluye un artículo sobre el libro de versos del poeta pontanés Antonio Berral Cardeñosa, titulado “Recuerdos de la Puente y mi niñez y otras sensaciones”, donde nombra a Sotogordo, la tierra que le vio nacer:

Margen izquierda del río

con olores de albahaca

de Sotogordo a San Juan

pasando por la Carraca”.

El 20 de junio de 1986, en el nº 3 de EL PONTÓN, publica un artículo imprescindible para conocer la historia de nuestro Teatro Circo, titulado “Historial del Teatro Circo de Puente Genil”, donde recorre su larga historia desde el 3 de septiembre de 1901, cuando comienzan las obras de construcción, hasta 1986.

Homenaje en la peña “Mau-Mau”, con Pepe Marta y Pepe Giménez

La Peña EL MAU-MAU le tributa en 1971 un divertidísimo homenaje y lo condecora con el “Gran Collar del Zancajo de Creniata”. El discurso de agradecimiento lo pronunció en “caló”.

En 1977 es designado pregonero de Semana Santa de Puente Genil. En su pregón cita a sus alumnos de la escuela cuando en el programa Misión Rescate de Radio Nacional de España y TVE, obtuvo los trofeos de Plata por la catalogación, valoración y descubrimiento de tres valiosas imágenes. De ellas escribirá (recordemos que estamos en 1977) que “se custodian, dos de ellas, en la Parroquia de la Purificación y están entronizadas en la capilla de la Virgen del Carmen, hoy Santo Sepulcro. Sendas tallas barrocas, la primera de autor desconocido de la segunda mitad del siglo XVI, que representa a Santa Ana con La Niña en brazos; la segunda, una Purísima preciosa tallada en 1715 por el escultor Pedro Duque Cornejo; y la tercera se custodia en uno de los altares de la iglesia conventual de las Hermanas Mercedarias conocida como Nuestra Señora de los Ángeles, por llevarlos a sus plantas. Talla realizada en 1704 por la escultora María Luisa Roldán “La Roldana”, hija del famoso imaginero antequerano Pedro Roldán. Imagen de una belleza impresionante que representa una Asunción a los Cielos y de la cual ha dicho el crítico del Arte Barroco , académico en veintitantas instituciones nacionales y extranjeras, D. José Crisanto López Jiménez, Doctor en Murcia: ”En el oratorio de San Felipe Neri de Génova, existe una Inmaculada que tiene a sus pies ángeles, uno de ellos portador de la rosa y el espejo.”

Virgen de los Ángeles, o de la Asunción, 
en Puente Genil en el templo del mismo nombre
(El Pontón nº 241, abril 2008)

En la Iglesia de San Teodoro en Génova, según dijo en su pregón, descubrió D. José, otra Inmaculada de Anton María Maragliano. Ambas imágenes le llamaron poderosamente la atención por la semejanza que tienen con Nuestra Sra. de los Ángeles.
Nota del blog:
Una vez más tenemos que descubrirnos ante don José. En su tiempo era común e indiscutida la atribución de la autoría de la imagen a "la Roldana". No será hasta varias décadas más tarde que J. M. Sánchez Peña en su Escultura genovesa. Artífices del Setecientos en Cádiz (Cádiz, 2006), vincule la autoría de esta imagen al genovés Maragliano (de ello se hizo eco la revista El Pontón nº 241, abril 2008, por medio de su colaborador don Emilio Reina Giménez). Sin embargo, treinta años antes el profesor Arroyo Morillo ya había vislumbrado esa posibilidad.

Su hija Inmaculada Arroyo Romero, a quien agradezco su ayuda para este trabajo en cuanto la cesión de fotos, me dejó una nota donde informa que durante cuatro años acompañó a su padre a los cursos de verano que se celebraban en el palacio la Magdalena y en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo. Con él viajó también a distintas ciudades de España, Italia y Bélgica, en donde pronunciaba sus conferencias y recogía nombramientos. Su hija nos cuenta cómo su orgullo y mejor carta de presentación era la de ser maestro, llevando al mismo tiempo a Sotogordo y Puente Genil como bandera. Nunca dejó de nombrar esas palabras en los foros académicos más selectos.

A pesar del exilio al que se vio sometido, fue buen amigo, amigo en la juventud y luego en la distancia, del poeta Juan Rejano, de quien nos habla, junto a Rafael Alberti en el siguiente ==> VÍDEO

Don José Arroyo Morillo falleció el 26 de noviembre de 1986, siendo enterrado al día siguiente, curiosamente el “Día del maestro”. En el número 8 de EL PONTÓN de 30 de noviembre de 1986 encontramos tres artículos con motivo de su muerte firmados por el Cronista de la Villa, D. Francisco Luque Estrada; por nuestro poeta local Vicente Rubio Cabo y el tercero por D. José Segundo Jiménez Rodríguez, maestro de la localidad también muy conocido por los pontanos.

Dice D. Francisco Luque Estrada:

«HA MUERTO D. JOSÉ ARROYO MORILLO

El miércoles día 26 del pasado mes de noviembre de 1986, dejó de existir en su tierra natal, el ilustre hijo de Puente Genil, D. José Arroyo Morillo.

Pepe Arroyo, como cariñosamente lo llamábamos, nació en la aldea de Sotogordo, pintoresco lugar cercano al río Genil, por el que sentía gran admiración, nombrándola afectivamente como su “Barcelona chiquita”.

Desde muy joven tuvo enorme afición a la literatura y a la oratoria, y dado su reluciente talento, sus padres, de familia modesta, consiguieron costearle la carrera de Magisterio, llegando a dirigir el Colegio Nacional “Ramiro de Maeztu” de EGB de este pueblo y obtener el preciado galardón el año 1970 de Maestro Nacional de España…».

Vicente Rubio Cabo:

«IN MEMORIAM

A D. José Arroyo Morillo que fue faro de mi navegar de ideas por el mar de la indiferencia (se refiere el autor del poema a la pronta amistad que hizo con el finado, entre la aridez de los negocios que le llevaron a Puente-Genil.

Piedra angular como alborada cierta

en mi inconexa bruma. Decisiva

en muro de ciudad, su onda expansiva

mi mano acoge con el alma abierta.

 

Su atenta amenidad dúctil es puerta

para entrar mis bagajes, comprensiva.

Y el beber de su charla siempre viva

Fue en sequedad de los ambientes, huerta.

 

Mi invernadero en páramo, rebrote

de mis ideas de arte contenidas

que guardé al frío y al ventisco zote.

 

Su magia en el decir fueron mis bridas,

al dar su luz al soliloquio islote

de naufragarme a solas, salvavidas».


D. José Segundo Jiménez Rodríguez dice:

«IN MEMORIAM

[…] En El Pontón número 6 escribía D. José, tras el fallecimiento de dos de los cuatro que diariamente se reunían “en el bar de la Plaza del Romeral”, Rafael Bedmar y José Cabello Cañete y bajo el título de “He perdido dos buenos amigos”, que se congregaban “todas las tardes en las horas más gratas ara una leal y amable convivencia”. Nuestros ideales tenían un carácter casi antagónico y desigual, y solo tenían de denominador común las creencias religiosas; los cuatro éramos de análogas creencias y practicantes sinceros y sin debilidades. Nos conducíamos por el sacrosanto respeto a un leal y cristiana amistad. Nuestra tertulia estaba sellada por un comportamiento entrañable fraternal […]”. He aquí condensada toda una filosofía de democracia y religiosidad […].

D. José a pesar de su carrera de docente fue un autodidacta ilusionado con las cosas de su pueblo y muy arraigado con la aldea que le viera nacer: Sotogordo. Tan pronto ”pateaba” el suelo del término buscado los restos prehistóricos , como investigaba sobre la biografía de nuestros marinos ilustres, o preparaba, a veces improvisaba en cuarteles, en conferencias, en charlas, en festividades… Ya le vemos como Secretario de los Cronistas de la Provincia de Córdoba, o haciendo un libro sobre la vida y obra de Pérez Carrascosa […].

En el argot universitario y erudito a esta clase de hombres se les llama de un modo prioritario “eruditos locales”, la soberbia de la elocuencia empaña muchas veces la clarividencia de los hechos.

Pepe Arroyo fue un excelente erudito local, sin comillas y para beneficio de la villa. ¡Ay! Cuánto debe la Historia, la Poesía, el arte en general a tantos y tantos eruditos locales […].

Al erudito local habría que hacerle un monumento, pues gracias a ellos la cultura no se interrumpe, se mantiene y, sobre todo, en épocas pasadas fueron la luz permanece y la búsqueda constante. ¿Cómo no recordar, por ejemplo, la labor de un Agustín Rodríguez y su larga legión de alumnos hoy encumbrados en primera fila? ¿Qué historiador, qué amante de la cultura, qué académico no solo de Córdoba sino de otras provincias, e incluso de la Real Académica no ha pedido información de las cosas de Puente Genil a nuestro querido Pepe Arroyo? ¿Cuántos vecinos no han visitado a D. José para enseñarle una moneda encontrada, la estatuilla, el legajo, o el libro viejo y de letra no legible? Para todos en su estudio daba la solución, abría luz y si el caso era merecedor ponía en contacto con el especialista, porque otra de las virtudes del erudito local es la humildad. Su satisfacción reside en lo que Sócrates tanto se jactaba: dar luz en bien de la verdad […]. ¿Cómo pudo escribir Dámaso Alonso su “Andalucía de la e” si no hubiera sido por Pepe Arroyo, que lo puso en contacto con Puente-Genil a través de Ricardo Molina? […]»

Nota final del blog:

Tratándose de la obra y del legado de don José Arroyo esta entrada en el blog, esta breve biografía, podía ser inacabable. Hablaríamos en ella de todos los acontecimientos sociales, de todos los proyectos culturales y solidarios, de todo cuanto fuese saber, conocimiento y Puente Genil a lo largo de medio siglo XX. Porque de todos participó Arroyo Morillo. 

Baste lo anterior para que las nuevas generaciones conozcan la labor de un extraordinario maestro con quien Puente Genil guarda una deuda que jamás saldará. Basten estas líneas para, una vez más y sin descanso, solicitar de nuestro Ayuntamiento un rincón de Puente Genil para, siquiera con una sencilla placa, unas líneas o mosaico, homenajear a tantos como tanto hicieron. Y basten, al mismo tiempo, para instar a sus alumnos y amigos, a quienes lo conocieron y apreciaron, para que difundan su legado inmenso, su inmensa generosidad.

Muchas gracias don José.


2 comentarios:

  1. Un trabajo extraordinario de reparacion, de recuperación de biografías ilustres de Puente Genil.

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