Nació
en Puente Genil a las cuatro de la mañana del día 26 de octubre de 1890, de
Joaquín García Hidalgo y Dolores Villanueva Delgado, conocida familia de
propietarios de la localidad. Es bautizado el día siguiente por el presbítero Rodrigo
Carmona, teniente del rector y cura propio de la parroquia de
Nuestra Señora de la Purificación, quien le pondría los nombres de Joaquín
Evaristo de San José.
Desde
muy joven orienta su profesión -más aún, su pasión- hacia las letras, el periodismo y el teatro. Aunque participa desde joven del ideario socialista, fue tal su amor por las
letras, por la literatura, que todo lo demás pasaba a un segundo plano.
Así lo confiesa el propio García Hidalgo, uno de los líderes
socialistas de aquel Puente Genil, en un comunicado difundido por el semanario en El Aviso, en el que se desvincula públicamente de la Agrupación Socialista local a raíz de los trágicos sucesos de aquellos días, en los que la exaltada reacción de
algunos cabecillas socialistas provocaron situaciones de extrema violencia:
“Aunque mi vocación por la literatura, al cultivo de la cual dedico mi tiempo y mis estudios, me han tenido apartado de toda lucha política activa, siempre he mirado con ferviente simpatía las justas reivindicaciones obreras, materiales y morales, que integran el programa del partido socialista y con cuyo contenido me hallo casi totalmente identificado”.
"Con esta carta, por la que me separo de la Agrupación Socialista, doy comienzo a una ruda campaña periodística contra esas gentecillas mezquinas que abrogándose la representación de los trabajadores quieren perturbar y matar el florecimiento y prosperidad de este laborioso pueblo".
Aquellos interesados en conocer qué ocurrió aquel noviembre de 1918 y lo que motivó el comunicado de García Hidalgo, agradecerán leer lo que al respecto dejó escrito Carlos Delgado Álvarez de Sotomayor en su genial blog Archivos para la historia de Puente Genil, y que documentó exactamente... ¡AQUÍ!
El
25 de marzo de 1922 contrajo matrimonio con la cordobesa Antonia García García en su Parroquia
de San Nicolás de la Villa.
En aquella década de los años veinte colabora, y dirige ocasionalmente, La Voz
de Córdoba, y es fundador y director del diario cordobés Política (1930-1932). Este último, de marcado carácter socialista
y con sede en la Plaza de Cánovas nº 4, comenzó siendo un semanario para
convertirse en diario a partir de la Segunda República, con dos ediciones
diarias. Tras la desaparición de Política,
es el diario El Sur (1932-1934) el
que continúa la línea editorial de su predecesor, convirtiéndose en el órgano
oficioso del Partido Socialista.
Su pensamiento y compromiso con la izquierda
radical y el republicanismo le hacen ingresar en el Partido Radical y,
posteriormente, en el Partido Socialista, a cuyo amparo es elegido diputado por Córdoba capital en las elecciones de 1931, y del que es expulsado
en 1933 por divergencias con la dirección del partido. Por ese motivo se presenta
a las elecciones de noviembre de aquel mismo año como independiente por el
Partido Comunista sin conseguir revalidar su escaño.
Durante
su estancia en Madrid reside en la Avenida del Conde de Peñalver nº 1 y, como
diputado, integra la Comisión de Comunicaciones de las Cortes, pero con una
actividad parlamentaria que se nos antoja breve, pues únicamente interviene en
dos debates parlamentarios. Antes, en 1926, durante la
Dictadura de Primo de Rivera, había sido deportado durante cuatro meses a
Salamanca y Gerona, encontrándose de continuo envuelto en algaradas y
escándalos.
Nos consta, de hecho, que en 1930 fue detenido en Córdoba a las cuatro de la madrugada por intentar destruir el rótulo de la calle dedicada a José Cruz Conde. La algarada, imaginamos, estuvo no solo provocada por desavenencias de tipo político o ideológico, sino también de índole personal, pues sabemos que aquel 1930 un hijo de Cruz Conde no encontró mejor manera de defender la gestión municipal de la familia que agredir al propio García Hidalgo, entonces redactor del periódico Política. Aquello dotó al semanario de gran popularidad en la ciudad, contribuyendo así en su transformación en diario, momento en el que Joaquín fue nombrado su director.
Nos consta, de hecho, que en 1930 fue detenido en Córdoba a las cuatro de la madrugada por intentar destruir el rótulo de la calle dedicada a José Cruz Conde. La algarada, imaginamos, estuvo no solo provocada por desavenencias de tipo político o ideológico, sino también de índole personal, pues sabemos que aquel 1930 un hijo de Cruz Conde no encontró mejor manera de defender la gestión municipal de la familia que agredir al propio García Hidalgo, entonces redactor del periódico Política. Aquello dotó al semanario de gran popularidad en la ciudad, contribuyendo así en su transformación en diario, momento en el que Joaquín fue nombrado su director.
Por
si ello no fuera suficiente, un sobrino de Cruz Conde de nombre Rafael, agredió
a García Hidalgo durante uno de los bailes que el Círculo de la Amistad
celebraba en su caseta del Paseo de la Victoria la madrugada del 18 de julio de
1930. El origen de la disputa estuvo en la campaña encabezada
por García Hidalgo en solicitud de la depuración de responsabilidades en las que
pudo incurrir quien fuera alcalde durante la Dictadura, Rafael Cruz Conde. Al
caer al suelo y ver que varios individuos se le echaban encima, García Hidalgo
sacó una pistola y disparó al sobrino en la pierna derecha.
Durante la Huelga General Revolucionaria de 1934 fue también detenido.
Durante la Huelga General Revolucionaria de 1934 fue también detenido.
Pero
las colaboraciones periodísticas de García Hidalgo no fueron sólo de naturaleza
política, sino que recogió artículos de índole cultural o costumbrista. Así,
gracias a su artículo Pintoresco relato
de una vida extraordinaria publicado en el Heraldo de Madrid el 15 octubre
1928 tenemos conocimiento de muchos de los datos biográficos y de la forma de
pensar y de entender la vida del mítico Diego Bermúdez Cala, el Tenazas,
extraordinario cantaor flamenco ganador del legendario Concurso de Granada de
1922. Por su interés, no sólo referenciado a García Hidalgo, sino a quien en Puente Genil era conocido sencillamente como Dieguito Morón, reproducimos íntegro el artículo.
Se
inició en la Masonería aquel 1922 bajo el nombre de Betis y perteneció a tres logias, Turdetania nº 390 y 15 de
Córdoba capital, alcanzando el grado de maestro masón, 18 de Brumario nº 21 de Puente Genil, a la que también
pertenecieron Gabriel Morón Díaz (Engels)
y Antonio Romero Jiménez (Toribio y Darío) y donde causó baja por plancha de
quite en agosto de 1927, y Dantón nº 7 de Madrid.
Como
tantos ilustrados de aquel Puente Genil, quizás enamorado de la historia y la arqueología
gracias a la estela que dejara el doctor Rafael Moyano Cruz, en 1919 García
Hidalgo hizo un descubrimiento importante en su finca Rosendo de Casariche. Se trata de un mosaico romano, datado en el
siglo II, de unos cuatro por cinco metros cuadrados formado a partir de teselas
de mármol y piedras finas dividido en dos compartimentos. En el centro de los
círculos aparecía la cabeza de Nereo, el dios del fondo de las aguas,
presidiendo un conjunto dedicado a los númenes acuáticos. En otros segmentos
aparecen las figuras de hipocampos, un tritón, una nereida… completando el
conjunto cuatro bustos de mujer, quizás retratos. La idea que García Hidalgo
albergaba era la de continuar las excavaciones, estudiarlas y conservarlas. Desconocemos
qué han sido de estas maravillas.
En
cuanto a su actividad literaria, hemos encontrado algunas referencias acerca de
que en 1917 publicó El crimen de un sabio.
Sin embargo, tuvo que ser antes de esa fecha, pues El Aviso de 11 de noviembre de 1916 nos
da noticias acerca del estreno en el Teatro
Romea de Murcia el 3 de noviembre anterior y a cargo de la compañía de
Teodora Moreno, de dicha comedia dramática en tres actos (realmente dos actos y
un prólogo). En julio de 1918 la Compañía de Gloria Torres estrena en el Teatro
Circo su obra La oveja descarriada,
de quien Baldomero Giménez, don Baldo hizo una crítica muy favorable en El Aviso del 23 de julio de 1918.
En
1920 el periódico cordobés La Voz
publicó una fotografía de A. Borrego, desgraciadamente sin más detalles, dando
cuenta del estreno en el Teatro Circo de Puente Genil de la obra dramática en
un acto, original de nuestro biografiado, titulada El bastardo. De ese mismo año de 1920, y junto al excelente alcalde Antonio Romero Jiménez, podemos encontrar otra imagen de nuestro biografiado pulsando aquí.
En 1926 y salida de la imprenta de Baldomero Giménez
publica La Mancillosa, comedia en dos
actos, y en 1927 un nuevo drama en dos actos y un epílogo, El mandato de una conciencia. En 1933 se constituyó en Madrid, como cooperativa y escuela teatral, la Compañía de Teatro Revolucionario, que pondría en escena una nueva obra de García Hidalgo, Me engaña mi mujer y no me importa.
Apresado
el 18 de julio de 1936 durante la defensa del Gobierno Civil de Córdoba frente
al alzamiento militar, murió a las nueve de la mañana diez días después en el
Cuartel de Artillería de la ciudad califal. La causa de la muerte no está
clara, pues si oficialmente se atribuyó a un ataque cardíaco, Julián
Zugazagoitia Mendieta (político, periodista y escritor 1899-1940) se lo
atribuye a una paliza que recibió en su celda. Fuentes familiares, sin embargo,
hablan de un coma diabético inducido o provocado. Numerosos testimonios se refieren
a que conociendo los carceleros su enfermedad de diabetes fue obligado a tomar
productos azucarados. Más dulce y románticamente, también se cuenta que,
conociendo su inevitable destino, pidió que le llevaran a la celda su cuchara
de plata de cuando era niño y dulce de membrillo de Puente Genil y así, en
lentas y pausadas cucharadas, el diabético García Hidalgo fue ingiriendo el
delicioso manjar que indefectiblemente con cada bocado, llamaba a la muerte.
Hace solo unas semanas, en la revista El Pontón (órgano de difusión de la asociación Amigos de Puente Genil), y a través de la pluma de Víctor Reina Jiménez, rendíamos homenaje al escritor Juan Campos Reina. El eminente novelista, ensayista y poeta, evocaba en su obra El bastón del diablo, y con la elegancia y la dulzura propias de un maestro de la narración, el trágico final del pontanés en su novela El bastón del diablo:
"Cuando
la puerta metálica fue cerrada de nuevo, Joaquín observó a su joven compañero
de celda, al que habían torturado como a él, dormido de pura extenuación bajo
la luz del candil. Entonces retiró el papel que envolvía la cuchara de plata y regresó
a la infancia. Luego, abrió la lata de jalea y comenzó a saborear despacio
aquel alimento que desde hacía años le estaba prohibido, como si fuera la
manzana del paraíso. La mezcla gelosa de azúcar y membrillo sería su postrer
recuerdo, su cicuta.
Joaquín
tapó la lata al terminar de comer y la colocó a la cabecera del jergón. Después
se tendió y guardó la cuchara de su madre en el bolsillo superior de la americana,
donde antes había reposado su reloj. Al cerrar los ojos, supo que ya no despertaría."
Juan Campos Reina, fragmento de El bastón del diablo
© Juan Campos Reina, 1996, y Herederos de Juan Campos Reina
Nueve años después de su fallecimiento fue procesado por el Juzgado Especial nº 1 para la represión de la Masonería y el Comunismo. La causa fue sobreseída por haberse extinguido con su muerte cualquier responsabilidad.
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